El paisano

El paisano está basado en el formato danés, Gintberg pa kanten, que ya adaptó con éxito en 2013 la cadena autonómica catalana bajo el título El foraster. Es la misma productora, Brutal media, la encargada de llevar el programa al ámbito estatal. Siguiendo los parámetros del programa original, el presentador es un monologista capaz de sacar punta a su experiencia como “intruso” en un pueblo de menos de mil habitantes. Allí, la vida es muy diferente a la de las grandes ciudades y Pablo Chiapella sabe ganarse a sus anfitriones a base de humor y, sobre todo, de respeto hacia las tradiciones de cada lugar que visita.

El montaje –alternando imágenes de las vivencias compartidas y del monólogo final– proporciona el ritmo necesario para convertir a El paisano en un formato entretenido, ágil y, en tono general, divertido. Ver, escuchar, aprender y descubrir cómo se vive en otras partes del país enriquece al espectador que acompañe a Chiapella en su singular misión. Y la banda sonora, por su parte, no deja de cumplir su misión principal: la de animar nuestras emociones a ritmo de clásicos modernos.

Quizá, en algunos momentos, se advierte una tendencia a pasar por los temas con demasiada rapidez y quedan en el tintero preguntas, dudas o curiosidades que el espectador se plantea y el conductor no formula. También, se advierte cierta indecisión cuando el drama de sus protagonistas sale a la luz. Claro que es mejor eso que la incisiva insistencia de otros presentadores y en otros espacios. Y se agradece la combinación de lo trascendente y vital con lo trivial y cotidiano.

Firma: Mar Pons