Dualidad

La trama en sí no es original. Sobre la duplicidad de personalidades hay algunos guiones en el cine. Si esperas una gran serie, te decepcionaras, si quieres un maratón de sobremesa te entretendrás, sin más.

Los primeros cuatro capítulos mantienen al espectador en vilo y con ganas de continuidad. Sin embargo, a pesar del interesante giro de guion en el quinto, los dos últimos caen en picado.

Es una pena que la trama tenga al final un montón de hilos sueltos sin hilvanar y otros cosidos rápidamente para acabar. Con estas prisas, queda un final extraño y desencajado. Empieza como un thriller interesante y un poco maquiavélico. ¿Cuál de las dos es la versión buena? ¿Cuál la mala? ¿O lo son las dos? La dependencia afectiva entre ambas se muestra como algo más que una relación tóxica, es destructiva. Pero, ¿quién destruye a quién?

El intercambio de niñas puede ser un juego gracioso y sin maldad, pero cuando ya entramos en la dimensión adulta donde entran en juego dos matrimonios y una hija, el tema se enreda en una mentira sin piedad. Y más si añadimos algún homicidio sin resolver.

¿Cómo reaccionaran Jack, Charlie y Dylan frente a tal decepción? ¿Han sido engañados realmente? ¿Quién engaña a quién? A cada cual le queda determinar con quién se identificaría en esta situación surrealista.

Como moraleja la serie muestra que el engaño nunca hará feliz ni al que miente ni a las personas implicadas, sino que se pueden arruinar vidas. Mentir nunca es la solución a nada.

Firma: Rosa Maria Aguilar