Dos tiburones de las finanzas se enfrentan en el complejo y lucrativo negocio de dominar el mundo. Un drama intenso por el que vale la pena dejarse atrapar.
Devils está basada en la novela del italiano Guido Maria Brera, I Diavoli. Brera, a través de una historia con tintes autobiográficos, nos acerca al complejo mundo de las finanzas internacionales y los bancos de inversión.
Pero este preámbulo no debe desmoralizarnos. Aunque el espectador no sepa nada de economía mundial, Devils procura hacer el tema asequible. Y, en cualquier caso, no es necesario entender los entresijos del negocio para vibrar con la historia.
Lo que sí precisamos es empatizar con los personajes pues en ellos confluye gran parte del interés. Nos atrae su ansia de poder, de riquezas, de pertenecer a determinada clase social y, sobre todo, de formar parte de ese grupo de “elegidos” que creen controlar el mundo aunque solo algunas veces lo consigan.
Entre hombres y diablos
El también italiano Alessandro Borghi interpreta a Massimo Ruggero, el protagonista. Su personaje choca contra el de Patrick Dempsey, Dominic Morgan, dos tiburones en la misma pecera. Es como si Ruggero proporcionara una segunda oportunidad a Morgan y propone otra posible versión de la historia.
Esta producción europea, en la que participan Italia, Francia y Reino Unido, maneja con habilidad los flashbacks, la tensión, el ritmo y dosifica la información con la misma agudeza que tienen sus protagonistas para ganar dinero.
Devils también es sobria en color, en acción y en manifestar emociones. Los tonos fríos, con su luz azul y ambientes minimalistas, se contagian a las personalidades de los protagonistas. El drama se vive internamente mientras se cultiva una fachada impasible y elegante.
De fondo se propone un relato de debilidades humanas, de sentimientos encontrados y de luchas por la supervivencia, en un entorno repleto de tentaciones difíciles de sortear y donde los diablos se empeñan en hacer caer al hombre una y otra vez. Un drama tan duradero como la historia de la humanidad. Solo que, en este caso, con las luces de bengala propias del siglo actual.
Firma: Mar Pons
Massimo Ruggero (Alessandro Borghi) tiene instinto para las inversiones de riesgo. Dominic Morgan (Patrick Dempsey) es un tiburón de las finanzas y dirige el NYL Investment Bank. Morgan se fija pronto en su joven empleado y decide nombrarlo jefe de operaciones.
Tras una buena racha de Ruggero, que ha proporcionado cientos de millones al banco, Morgan quiere proponerlo para el puesto de subdirector general. Sin embargo, una muerte repentina y algunos asuntos turbios que salen a la luz desencadenan el final de su meteórico ascenso… o puede que no.
