Cruel Summer (T2)

La nueva temporada de Cruel Summer, como la anterior, alterna tres líneas temporales: verano de 1999, invierno de 1999 y verano de 2000. El lapso de tiempo entre unas y otras es mucho más breve que en la primera temporada (que abarcaba tres años enteros), lo cual resta credibilidad a los rápidos cambios operados en los personajes, tanto de actitud como de aspecto físico. Además, para ayudar al espectador a ubicarse entre las tres líneas temporales, se sigue utilizando un filtro de color que resulta casi insultante por su poca sutileza.

Evidentemente, la serie tiene sus aciertos: la intriga logra atraparnos totalmente, por medio del sistema de “vacíos informativos” que se van llenando capítulo tras capítulo, proporcionando al espectador las distintas piezas del puzzle. Quizá es este uno de los rasgos más originales y acertados de la serie, en ambas temporadas; se consiguen varios giros argumentales sorpresivos, en los que nada es tan sencillo como parece. La interpretación es loable también, especialmente entre los jóvenes que encabezan el reparto.

Pero Cruel Summer 2 tiene un problema, sobre todo si no perdemos de vista que se trata de un producto para adolescentes. Hablamos de la omnipresencia del sexo. Para empezar, el desencadenante de la acción es la difusión de un vídeo sexual en el que aparecen dos de los protagonistas. A partir de aquí, el tema se hace constante: está el personaje que colecciona los vídeos de todas sus relaciones sexuales, los que se dedican a comentar y comparar sus habilidades en la cama, las conversaciones sobre la pérdida de la virginidad, los continuos cuernos… Incluso hay un escarceo con el sadomasoquismo hacia el final de la serie. Todo ello presentado por unas caras y cuerpos de lo más atractivos -mucho bikini, mucho torso desnudo- por si el morbo del argumento no fuera suficiente reclamo.

Entre las conductas de los personajes no faltan los abusos con el alcohol, el consumo de sustancias y un aborto provocado que, curiosamente, deja cero consecuencias psíquicas y físicas en la adolescente que lo lleva a cabo.

Resulta interesante también señalar, en este abanico de temas, la masculinidad mal entendida de “fútbol y musculitos”, que acompleja a los chicos protagonistas y los lleva a tomar decisiones poco acertadas.

Firma: Olga Nafría