Coop y Cami

Coop y Cami es un producto adolescente con la clara marca de Disney Channel, donde, los menores, además de ser protagonistas, son «mini-adultos con buen juicio». La falta de personajes responsables, en este caso, no se evidencia con la ausencia de padres, sino con la presencia de una madre infantil, con pretensiones de protagonismo y ganas de llamar la atención, pero, eso sí, con un resquicio de buenas intenciones. Así, la cadena infantil-juvenil presenta otra de sus series donde los roles vuelven a estar invertidos.

Al conjunto de personajes estereotipados, gags sin gracia, tópicos americanos y el clásico escenario compartido entre la casa y el instituto hay que añadirle la falta de originalidad del guion. Un canal en la red gestionado por adolescentes, con miles de seguidores, donde se proponen retos y encuestas, es una idea que ya fue explotada en iCarly, por ejemplo.

Sin embargo, la propuesta es un fiel retrato de una parte de la realidad actual, caracterizada por la cultura de la inmediatez y el universo de los «influencers». Si antes sorprendía el vestuario de los jóvenes actores, las exageraciones o su comportamiento, ahora ya casi no se diferencia de lo que puede verse fuera de la pantalla. No obstante, aún resultan llamativos ciertos aspectos como la sobreactuación de la protagonista, no solo ante las cámaras de su canal, sino durante el resto de su día o la rapidez con que consiguen todo.

En definitiva, Coop y Cami es un mero entretenimiento sin muchas ambiciones y sin novedad alguna, con una ambientación muy típica del momento. Y, a pesar de que se dejen entrever valores familiares y buenas amistades, despunta más una visión superficial y aspiraciones livianas.

Firma: Patricia Amat