Asesinato para principiantes

Holly Jackson está de moda. En 2020, su novela juvenil, Asesinato para principiantes, se convirtió en best-seller y este éxito produjo dos secuelas: Desaparición para expertos (2021) y Venganza para víctimas (2022). Ahora, Netflix elige las vacaciones estivales para estrenar la serie del primer caso resuelto por la adolescente Pippa Fitz-Amobi.

Pip es una chica peculiar y la joven actriz Emma Myers (Miércoles) realiza una convincente interpretación. Acostumbrados a las adolescencias vacías, atormentadas y frívolas (si no autodestructivas) de las ficciones juveniles, Pippa se desmarca con su ingenuidad, su apariencia infantil y un carácter que le impide mentir. Es obcecada y pertenece al grupo de los “raritos” del instituto, a los que les gusta estudiar y tienen planes para el futuro más allá de los novios y las fiestas.

En Pippa se descubre esa inconformidad adolescente que la lleva a buscar la verdad y la justicia a cualquier precio, sin olvidar la importancia de la amistad y de la familia. Todo esto otorga a la serie un valor añadido que la hace sobresalir entre la oferta destinada a los más jóvenes.

Ambientada en una pequeña localidad ingles, la historia se desenvuelve con la frescura de una sociedad tranquila, donde todos se conocen y se encuentran y donde la libertad de movimientos no se ve afectada por los riesgos de las grandes ciudades. Así, en Asesinato para principiantes se respira un aire clásico de aventuras veraniegas.

Sin embargo, en este microcosmos de ficción también soplan algunas ráfagas de nuestro siglo. Quizá hay que pensarlo un poco pero la sordidez de los crímenes que se cometen y de los que se hablan chocan frontalmente con la atmósfera en la que se desarrollan. Asesinato, suicidio, droga, violación, fiestas secretas y jóvenes trasladados a las cavernas para “dejarse llevar” todo esto se cuela en un lugar donde la vida parecía más amable. Y, a pesar de que la filmación es delicada en su propuesta, el fondo narrativo constata que ya quedan pocas cosas que su audiencia no haya visto. Una audiencia que ya no se conforma con simples robos, desapariciones y misterios.

En este sentido, el guion debe seguir el complejo entramado y, para ello, da más vueltas que una peonza. Lo menos loable de su evolución son los “golpes de suerte” y esos giros fantasiosos que se cuelan sin ninguna elegancia. Además, queda poco equilibrada la magnitud de la investigación comparada con las dotes de quienes la llevan a cabo. Pero, en fin, estamos ante una novelita adolescente ¿qué más podemos pedir?

Firma: Mar Pons