Ha llovido mucho desde Guante blanco (2008), la serie con la que debutó Bambú Producciones en TVE. Y ese debut fue prometedor. Luego, llegaron algunos aciertos, más bien pocos para su extenso catálogo. Destacan títulos como Gran reserva, Bajo sospecha o su último éxito, Fariña. Del resto más vale olvidarse. Y es que ficciones como Gran hotel, Velvet (y su secuela, Velvet Colección), Las chicas del cable o Tiempos de guerra contribuyen más bien a sembrar la duda sobre la calidad narrativa de este nuevo título. Aunque las dudas no tardan en disiparse.
Sólo con los primeros minutos hay suficiente para saber a qué nos enfrentamos (ese “accidente automovilístico” y sus consiguientes empastes en el guión no los borra ni la brisa marina más fresca). La presentación de personajes, la suntuosa planificación de los movimientos cámara con sus trávelings circulares, los planos cenitales, el punto de vista a la altura del baúl, la iluminación azul… –en fin, un poco de todo para que no falte– insinúan algo que nunca llega.
Y ¿qué es eso que nunca llega? Pues a este crucero en alta mar no llega la brisa de nuevos aires. Cualquiera que haya visto Velvet o Gran Hotel o, incluso, Tiempos de guerra, reconocerá el mismo guión en un decorado diferente. Lo que sí sabe hacer Bambú es ambientar vistosamente sus producciones, pero eso ya lo sabemos, no es una novedad y tampoco justifica este nuevo título. Además, por muy bonito y lujoso que sea el barco y el vestuario de sus pasajeros, descubrimos (con pesar) las tomas digitalmente fabricadas. En el Bárbara de Braganza no huele a salitre y no vibramos con los atardeceres y, por supuesto, no sucumbimos a los misterios de la oscuridad nocturna.
Puede que haya momentos en los que el espectador piense en Agatha Christie o que algo nos lleve al Titánic. No obstante, ese destello solo sirve para iluminar el fracaso: la ficción que podría haber sido Alta mar y la que es en realidad. La falta de sutileza al presentar tanto el misterio como a los sospechosos (del que más se sospecha es del que no hay que sospechar) provoca desinterés. Los diálogos simplones y fuera de “época” (con discursos feministas y demás) rechinan en los años de postguerra y destierran cualquier esperanza depositada en el guión.
Quizá, lo más molesto es que los naufragios de esta narración son muy evidentes y, por tanto, fácilmente subsanables. Sin embargo, no parece que el equipo de escritores se centre en lo suyo. Una vez más el envoltorio eclipsa el contenido y, por mucho que nos guste el papel, siempre preferimos disfrutar de lo que envuelve. Por desgracia, en este caso, el regalo es solo una figurita decorativa. Y, ¡ojo! porque se deja un final abierto para una segunda temporada.
Firma: Mar Pons
Género: Serie
Subgénero: Drama
Año: 2019
Cadena: Netflix
Intérpretes: Alejandra Onieva, Chiqui Fernández, Eloy Azorín, Ivana Baquero, Jon Kortajarena, José Sacristán, Tamar Novas
Presentador: -
El buque Bárbara de Braganza zarpa de España con rumbo a Brasil. Con más de 1.600 pasajeros a bordo, el dueño del barco, Fernando Fábregas, planea casarse en alta mar. Una vez cruzado el Ecuador, su boda con Carolina Villanueva será el acontecimiento del viaje. Sin embargo, una muerte misteriosa cambiará el rumbo de los acontecimientos.
Una travesía al más puro estilo Bambú Producciones.
Título original: Alta mar
Creador: Gema R. Neira, Ramón Campos
Director: Carlos Sedes, Lino Escalera
Guión: Curro Novallas, Gema R. Neira, Ramón Campos
Productora: Bambú Producciones
Duración: 50'
País: España
Temporada: 1