Agatha, ¿quién si no?

Hace tres años, Marvel inició la expansión de su universo cinematográfico en el formato seriado con Bruja Escarlata y Visión, la cual supuso una grata sorpresa, arriesgada y original. Ahora, con Agatha, ¿quién si no?, recupera a la magnética villana de entonces en un spin-off que funciona como una especie de continuación orgánica de la primera.

El hecho de volver a contar con Jac Schaeffer como creador y guionista otorga cierta coherencia y una mayor unión entre proyectos. De esta manera, la nueva producción recupera temas similares como la muerte, el duelo y la culpa, así como ese característico tono de comedia excéntrica. Sin embargo, esa introducción al submundo de lo sobrenatural, en este caso con las brujas, la hace un poco más tenebrosa, oscura e incluye temas más adultos.

Esto se endulza con el uso de efectos prácticos –debido en parte al presupuesto limitado– que recuerdan a las producciones televisivas a las que aludía Bruja Escarlata y Visión. Pese a distanciarse de la espectacularidad de las superproducciones a las que el estudio nos tiene acostumbrados, sabe aprovecharlo para mantener la calidad y labrarse una identidad propia.

A nivel argumental, la serie posee algunos altibajos. Si bien arranca de forma acertada, a mitad camino tropieza con algunos episodios o tramas que se podrían haber sintetizado u obviado. No obstante, si el espectador tiene paciencia –sobre todo los seguidores del UCM (Universo Cinematográfico de Marvel)–, la historia se comienza a resarcir con un magnífico antepenúltimo episodio, sorprende con el penúltimo y cierra con un contundente, emotivo y revelador final.

Agatha, ¿quién si no? acaba siendo una propuesta entretenida que deja buen sabor de boca, llena de giros inesperados que sirven como fan service y depositan las semillas para proyectos futuros. Y, por encima de algunas de las estimables cuestiones que se desprenden (como las segundas oportunidades, las barreras de los prejuicios o los lazos maternofiliales), destaca su reparto liderado por Kathryn Hahn y su arrollador carisma.

Firma: Yoel González