Un barrio marginal, unos personajes desesperados y una injusticia social conforman esta ficción de corte íntimo, costumbrista y algo reflexiva. Una sugerente propuesta audiovisual para adultos, basada en una novela biográfica, que cuenta con una sola temporada de doce capítulos.
Apaches intenta conquistarnos con un extraño y nada significativo inicio para una serie de corte pausado y costumbrista. Pero también ha sido extraño el recorrido de esta ficción que se estrena en Antena 3 casi tres años después de su filmación y que, de hecho, gracias a Netflix ya se ha podido ver completa fuera de España mientras que, aquí, debemos esperar el ritmo semanal de la cadena generalista.
Superados los engañosos primeros minutos, esta serie basada en la novela homónima de Miguel Sáez Carral, quien también participa en el guion, se convierte en una introspección, en un viaje al interior de un barrio, de unas familias y de unos personajes. En esta historia, llevada al extremo que a veces exige la ficción, las circunstancias de los protagonistas son desesperadas y las decisiones parecen únicas. De esta forma lo erróneo se convierte en inevitable, los buenos no lo son tanto y los malos lo son hasta el final. Sin embargo, aunque el espectador nada entre los grises de la ética, nunca se pretende moralizar con ello.
Empatizamos pronto con Miguel y compañía, con sus atracos y sus motivaciones, y esto se debe quizá a la injusticia reconocible de un sistema que no funciona o al redescubrimiento del lado oscuro más básico del ser humano: la venganza, las pasiones, el poder, la avaricia y la ambición. Sea lo sea, lo cierto es que al guion –y a la construcción de personajes– hay que atribuirle el mérito de que apoyemos a estos ladrones, suframos por sus suerte y queramos que todo les salga bien.
Los personajes evolucionan con veracidad y aunque, en ocasiones, resulta descarado el estereotipo sin personalidad (como la figura de Carol o del comisario), el conjunto es solvente y atractivo. Pasa lo mismo con las interpretaciones, entre las que destaca un estupendo Paco Tous alejado de la comedia; se mantienen en su papel protagonista Alberto Ammann y Eloy Azorín y fracasa por su inmovilismo emocional Verónica Echegui. Con todo, para gustos colores y, sin duda, el resultado coral es superior a la media en las ficciones españolas.
La sugerente ambientación, a la par que la narración, viaja de los años noventa a los setenta y, a través de los flashback, vamos captando la profundidad, el origen y el fundamento de los sentimientos que dirigen esta ficción. Y si el pasado está teñido de la ternura de una amistad infantil, del compadreo, del sacrificio y del amor familiar, el presente, además, muestra con gratuidad el estallido de la violencia y las pasiones sexuales, todo ello aderezado con escogidos y acertados golpes de humor, botellines de cerveza y tabaco, mucho tabaco.
En fin, que Apaches es una opción para el público adulto; que su ritmo regular oxigena una historia narrada sin prisas; que se agradece ver caras menos conocidas o alejadas de su rol habitual; que la trama no pierde cuando se aproxima el final y que los doce capítulos abren y cierran un relato de ficción diferente, atractivo y, a pesar de sus defectos, mucho mejor que la mayoría de otras propuestas televisivas.
Firma: Mar Pons
Miguel es periodista en la agencia EFE y tiene una prometedora carrera profesional por delante. Vive cómodamente con Cris, su novia, en un piso del centro de Madrid y ha conseguido dejar atrás el barrio y la vida marginal en la que creció. Un día, su padre sufre un infarto y, durante su hospitalización, Miguel descubre el estado real de la economía familiar: están en bancarrota y el banco va a embargar el piso de su hermana Teresa para cubrir las deudas del padre.
Durante años, desde que enviudó, el padre de Miguel ha estado engañando a sus hijos haciendo ver que su taller de joyería funcionaba regularmente, que las cosas marchaban bien y que no había de qué preocuparse. Pero todo acaba saliendo a la luz, incluso el nombre de Pastor, un antiguo socio del negocio que le estafó y lo dejó cubierto de deudas.
Miguel vuelve al barrio para reclamar justicia y devolverle a su familia la estabilidad robada. Para ello contará con la ayuda de Sastre, su amigo de la infancia y cabecilla de una pequeña banda de ladrones compuesta por él y sus socios Dela y Boris.
