Comedia ligera que entretiene pero que no sabe aprovechar todo el potencial que encierra.
Los amantes de los animales, seguramente, se habrán lanzado a ver Animal, la comedia protagonizada por Luis Zahera (Tierra de nadie) y Lucía Caraballo (No me gusta conducir). Y, aunque solo sea por salirse del género policíaco (del que hay sobreabundancia), algunos otros espectadores también.
Lo primero es reconocer el mérito de esta comedia de ofrecer algo diferente en la homogénea oferta audiovisual. Sin embargo, la oportunidad no se aprovecha del todo y Animal se queda a las puertas y no llega al nivel de esos títulos que se recuerdan y que, de vez en cuando, se vuelven a ver. A Animal le falta chispa, un poco de cuerpo y, aún contando con aciertos en el guión, se pierde en los excesos de la excentricidad.
De fondo, aunque fácil de percibir, la serie ofrece una crítica al sistema actual donde las mascotas son el recurso terapéutico por antonomasia. En ellas, los personajes representan sus fobias, sus estados de ánimo, sus frustraciones y sus sueños y el sistema de consumo se aprovecha de ello. También, el perfil moderno de lenguaje gaseoso y las posturas políticamente correctas pululan por los pasillos de Wakanda (el ficticio centro comercial para animales en el que se desarrolla la serie).
En la otra cara de la moneda, la verdadera pasión animalista la encarna un veterinario incapacitado para el trato con los humanos. Un rudo Antón que interpreta maravillosamente Luis Zahera. Rodeado de personajes similares, Antón fracasa en su intento vital (desde acomodarse a los nuevos tiempos a encontrar la manera de hacer algo de provecho con su vida) por mala suerte y por poca flexibilidad mental.
Así, entre excesos y carencias, el guion vaguea aferrado a los tópicos y solo de vez en cuando ofrece chispazos de ingenio que hacen amenos los capítulos de corta duración. Si alguien apuesta por este título se quedará gracias a unos personajes entrañables, que ofrecen lo mejor de sí y que andan superados por la vida y los acontecimientos.
Firma: Mar Pons
Anton es un veterinario rural al que le cuesta llegar a fin de mes. Sus clientes granjeros no son buenos pagadores y, además, se niega a firmar un documento fraudulento para uno de los empresarios vacunos más influyentes de Galicia.
Uxia, sobrina de Antón, dirige una gran superficie para mascotas y en la tienda necesitan urgentemente un veterinario. Así, Uxia decide contratar a su tío mientras él ve como un joven recién salido de la facultad le roba a sus clientes habituales.