Las suscripciones de pago a plataformas de VOD (vídeo bajo demanda), es decir ver contenidos a la carta o en streaming, están presentes cada vez en más hogares. Presentan así acceso a extensos catálogos de películas, series, documentales, animación, etc. Y utilizan como reclamo producciones exclusivas para cada plataforma.
Esto significa disponibilidad ilimitada (24 horas al día, 7 días a la semana) a una barra libre inabarcable de títulos a los que se puede acceder desde diferentes dispositivos. Además, los hay para toda la familia, pero abundan los que resultan claramente inadecuados para los menores o los que generan dudas acerca de su conveniencia para determinadas edades.
Acceso libre
Más allá de esto, el hecho de poder acceder desde cualquier dispositivo hace que el consumo sea mucho más individualizado. Aunque haya contenidos que se consuman conjuntamente en la pantalla del televisor, las tablets y móviles son los principales puntos de acceso para los más jóvenes. Pero estos suelen desmarcarse de las preferencias de los adultos.
A veces, bajo una misma suscripción, cada miembro de la familia puede disponer de su propio perfil. En la mayor parte de las plataformas, existe algún tipo de sistema (a modo de control parental) para seleccionar qué pueden ver los menores. Sin embargo, en ellos se echa en falta funcionalidades para gestionar el tiempo de uso, así como reportes sobre cuándo y qué ven.
El control parental
Algunas plataformas utilizan perfiles específicamente pre-configurados para menores. Este es el caso de HBO Family con contenidos hasta +12 años y de Netflix Kids. Este no impide cambiar de perfil en cualquier momento, sin necesidad de una clave, por lo que solo resulta útil con los más pequeños.
Por otro lado, es común el uso de claves para poder visualizar determinados contenidos: un PIN de cuatro dígitos en el caso de Netflix o de cinco en Amazon Prime, con bloqueos concretos o por franjas de edad según las calificaciones otorgadas.
En cuanto a Movistar+, Vodafone TV y Orange TV también utilizan el bloqueo mediante código PIN, que impide acceder a determinados canales. O, incluso, la posibilidad de comprar evitando que los menores realicen pagos adicionales por contenidos Premium o se suscriban a ofertas de la plataforma.
En cualquier caso, algunos menores se las ingenian para descubrir el PIN, o comparten suscripciones entre diversos amigos o buscan maneras alternativas para conseguir ver aquello que sus progenitores no les dejan.
YouTube como anzuelo
Evidentemente, ahora, el abanico es tan amplio que elegir bien resulta clave para no perder el tiempo. Y, aquí, las recomendaciones y referencias de nuestra gente cercana son un factor determinante.
No hay que olvidar que YouTube también cuenta con infinidad de vídeos sobre las películas y series de estos catálogos. Incluye teorías sobre qué pasará en próximos episodios, seguimiento en directo de los espectadores, análisis y opiniones de todo tipo, listas de recomendaciones, etc. La repercusión de estas emisiones trasciende y escapa a todo control (salvo en el caso de los más pequeños que todavía se contentan con YouTube Kids).
Además, hay plataformas como Movistar+ que utilizan YouTube para regalar al espectador fragmentos de sus programas. Estos adquieren un gran impacto y suponen un reclamo para terminar decantándose por contratar la suscripción correspondiente, frecuentemente con la única ventaja de librarse de la publicidad online y tener acceso a las emisiones en directo.
De hecho, el propio YouTube también se suma a la ola de ofrecer suscripciones Premium con Youtube Originals, librándonos así de la publicidad, incluso con una modalidad familiar para hasta seis miembros (mayores de 13 años).
Plataformas sin control
La oferta de contenidos va todavía más allá. Las cadenas convencionales tienen sus propias plataformas online con Atresplayer (Atresmedia) o Mitele (Mediaset), además de aquellas que están dirigidas al público juvenil más afín a los influencers y creativos de internet, como Flooxer (Atresmedia), Mtmad (Mediaset) o Playz (RTVE).
Por otro lado, hay otras plataformas y catálogos alternativos como Wuaki TV (ahora conocida como Rakuten TV), que en sus ajustes de preferencias permite mostrar contenidos según las clasificaciones de edad. O Filmin que, en este caso, contiene una clasificación por temáticas, valoraciones de los usuarios y críticas de prensa, además de un canal para menores con Filmin Kids. En estos casos los sistemas de control parental brillan por su ausencia, por lo que es todavía mayor la necesidad de conocer el tipo de contenidos a los que pueden acceder los menores así como formarles en una mirada crítica a la hora de elegirlos.
En definitiva, aunque algunas plataformas presenten sistemas de control parental, es evidente que estos no son una solución en sí mismos sino, simplemente, una herramienta que, en ocasiones, puede ayudar a que los padres nos impliquemos y acompañemos a los menores en su educación audiovisual.
Más información sobre controles parentales en IS4K.
Firma: Álex Estébanez