Una comedia poco brillante que no consigue sacar partido a las innumerables posibilidades que ofrece la mitología griega.
La mitología es, sin duda, una buena fuente de inspiración para historias fantásticas y, si atendemos a las aventuras de los dioses, bastante despiadadas. En Kaos se entrevé cierto ingenio, pero esta luz se apaga en el mismísimo instante en el que conocemos a los personajes.
Se capta, y aceptamos con cierta ilusión y agradecimiento, el tono irónico, las ganas de jugar de sus guionistas y hasta cierto entusiasmo por ensalzar lo humano sobre lo divino. Pero nos desinflamos al conocer a la siempre triste Riddy, a la poco sugerente Ali y a la malvada pero no del todo Hera, piezas clave en el devenir del reinado de Zeus.
Tampoco seducen unas tramas que van de lo obvio a lo más obvio, que recogen demasiada mundanidad y que esquivan lo novedoso y lo inteligente. Y es que el Olimpo poco tiene de sobrenatural y mucho de humano. Hombres y mujeres con pasiones descontroladas y nada que no se haya visto ya en la Tierra. Así, nos tropezamos con un Olimpo de andar por casa.
Y ¿qué decir de nuestros congéneres? Pues que, muertos o vivos, dan un poco de pereza en general. Traumas, inseguridades, egoísmos, afán de poder, manipulación y toda esa retahíla que nos es tan conocida. En conjunto, a Kaos le falta caos; al Olimpo, personalidad; a los dioses cualidades y a los humanos viveza.
El guion se pierde en una ambigua profecía que destapa un complejo y poco creíble complot olímpico contra la humanidad. Y, en su afán de dar contenido a la trama, tanto la evolución de los protagonistas como los conflictos suenan azarosos y nada contundentes.
De las pocas cosas salvables que descubrimos en Kaos está la simpática representación del infamando y el siempre bienvenido Dioniso, con su falta de autoestima, su gran corazón y la necesidad insalvable de agradar a su padre Zeus. No obstante, todo esto y alguna agudeza más no bastan para dar contenido y calidad a este título de Charlie Covell (The End of the F***ing World).
Firma: Mar Pons
En el Olimpo, Zeus descubre una arruga en su frente. Tras este acontecimiento, se desata el temor de Zeus de ver cumplida su profecía. Una profecía que anuncia el final de su reinado: Una línea aparece, el orden perece, la familia cae y el caos prevalece.
Muchos lustros atrás, Zeus mató a su padre, Cronos, y liberó a sus hermanos de las garras del malvado dios. Sin embargo, ahora, la obsesiva, celosa y neurótica personalidad de Cronos empieza a manifestarse en el hijo. ¿Será Zeus capaz de mantener el orden en el Olimpo y en la Tierra? ¿Podrá burlar el cumplimiento de la profecía?