Seguir las tendencias de nuestros hijos no es nada fácil. Y es que, cuando pensamos que por conocer Facebook ya estamos al día en las redes sociales, resulta que hay unas cuantas opciones más que no sabemos casi ni nombrar. Lo mismo pasa con las apps para smartphones, videojuegos y videoconsolas… ¿Cómo podemos estar en la onda? O lo que es más importante, ¿es adecuado lo que está de moda para ellos? Os proponemos una serie de consejos para controlar mejor a qué juegan y con qué se divierten:
1. Edad recomendada.
El código PEGI (Pan-European Game Information) es la señal principal que nos indica qué contenidos ofrece el juego. Esta entidad, no sujeta a ninguna marca ni distribuidora, valora y cataloga los videojuegos según la edad a la que mejor se adecúan -tres, siete, doce, dieciséis y dieciocho años-. Además, en la contraportada de cada juego figuran los indicadores que muestran qué contenidos podemos encontrar en el título en cuestión: violencia, sexo, drogas, discriminación racial, lenguaje inapropiado, juego y apuestas, online y miedo. En el caso de los juegos digitales y de smartphones, desde hace más de un año, también es obligatorio indicar qué contenidos ofrecen.
2. Control parental.
Hace pocos meses, un estudio concluía que las consolas se han convertido en foco de contenido inadecuado y de spam. Esto, unido al poco control que ejercemos cuando nuestros hijos juegan, puede generar más de un problema. Por ello, en todas las máquinas de nueva generación, podemos limitar los contenidos que ofrecen mediante el control parental. Es sencillo de usar y solo tenemos que buscarlo en el menú de ajustes. ¿Qué tipo de contenidos podemos supervisar?
1. Clasificación por edades: restringe el uso de programas con contenido inadecuado, definido mediante la clasificación por edades. Podemos establecer un código PIN parental para delimitar a partir de qué edades permitimos que jueguen.
2. Comunicación en línea: determina el uso de las funciones online y el intercambio de contenido en los juegos.
3. Navegador de internet: limita el uso del navegador. Podemos bloquearlo o utilizar un código de acceso.
4. Servicios de compra: impide el uso de tarjetas de crédito y la compra online de contenidos.
5. Control de amigos: evita a los usuarios añadir amigos mediante la “lista de amigos”.
6. Entretenimiento: facilita controlar los programas que no sean juegos.
7. Gestión de datos: no permite borrar programas y datos guardados.
8. Configuración de internet: para que no se pueda configurar una nueva conexión a internet, así como borrar o modificar las ya existentes.
3. ¿Free-to-play?
Cuidado, hace cuestión de semanas se publicó la noticia de que un niño había gastado casi el sueldo de su madre en micro-pagos sin que ella lo supiera. El modelo de negocio free-to-play, por el cual no pagamos por descargar el título de turno, esconde no pocos gastos. Y es que, especialmente en smartphones –aunque cada vez con mayor presencia en consolas debido a los contenidos descargables o dlcs-, muchos juegos nos permiten avanzar más rápido si compramos monedas, gemas u otros ítems. Lo peor de todo es que la tienda está tan accesible como cualquier otro elemento del juego y, dado que todo está vinculado a una misma cuenta, nos podemos llevar algún que otro susto. No debemos olvidarnos de restablecer las contraseñas para que no puedan comprar sin límite.
4. ¿Problemas con youtube?
“Mamá, papá, quiero ser youtuber”. Cada vez me encuentro con que más alumnos me dicen que quieren tener un canal propio de youtube y, lo que es peor, el motivo es para ganar mucho dinero con ello. La pregunta es, ¿no existen límites para esto? ¿Quién controla los derechos de imagen de los/las menores? Lo cierto es que hay un vacío legal muy importante y que muchos niños y niñas tienen canales propios donde hablan de videojuegos, pero también de temas menos adecuados. Debemos ser cautos y estar atentos, pero, sobre todo, desmitificar una realidad que no existe.
5. Grupos y comunidad
El juego en línea se está convirtiendo en un apartado esencial en los videojuegos. De hecho, algunos como Star Wars: Battlefront 2 (+16; PS4, XOne) o Call of Duty: WWII (+18; PS4, XOne) se centran casi exclusivamente en esta opción. Otros, como Clash of Clans (+7; iOS y Android) o Clash Royale (+7; iOS y Android), entre otros, nos permiten crear nuestra comunidad o formar parte de una. Nada de esto tiene por qué ser negativo, si bien debemos controlarlo. Y es que, cada vez con mayor frecuencia, se están produciendo casos de discriminación y ciberbullying en estos grupos. No está de más ver con quién juegan.