Autora: Delphine De Vigan
Editorial Anagrama (Ir a la editorial)
Primera edición: octubre 2022
Una novela sobrecogedora sobre los peligros de la sobreexposición en redes, la explotación infantil y la falsa felicidad.
Mélanie Claux y Clara Roussel. Dos mujeres conectadas a través de una niña. Mélanie ha participado en unreality show televisivo y es seguidora de sus sucesivas ediciones. Cuando se convierte en madre de un niño y una niña, Sammy y Kimmy, empieza a grabar su día a día y cuelga los vídeos en YouTube. Crecen en visitas y seguidores, llegan los patrocinadores, Mélanie crea su propio canal y el dinero fluye. Lo que al principio consistía sin más en grabar de tanto en tanto las andanzas cotidianas de sus hijos se profesionaliza, y tras la fachada de este canal familiar tierno y edulcorado hay rodajes interminables con los niños y retos absurdos para generar material. Todo es artificio, todo está en venta, todo es felicidad impostada, realidad ficticia.
Hasta que un día Kimmy, la hija de corta edad, desaparece. Alguien la ha secuestrado y empieza a enviar extrañas peticiones. Es entonces cuando el destino de Mélanie se cruza con el de Clara, policía solitaria sin apenas vida personal y que vive por y para el trabajo. Ella se hará cargo del caso. (Sinopsis oficial)
Páginas 9 y 10 del libro
BRIGADA CRIMINAL – 2019
DESAPARICIÓN DE LA NIÑA KIMMY DIORE
Asunto:
Transcripción y descripción de las últimas stories de Instagram colgadas por Mélanie Claux (apellido del marido: Diore).
STORY 1
Difundida el 10 de noviembre, a las 16.35 h Duración: 65 segundos
El vídeo está grabado en una tienda de zapatos.
Voz de Mélanie: «Queridos, ¡acabamos de llegar al Run-Shop para comprarle a Kimmy unas zapatillas nuevas! ¿Verdad que necesitas unas zapatillas nuevas porque las que tenías empezaban a apretarte un poco, pichoncito? (La cámara del teléfono móvil se vuelve hacia la niña, que tarda varios segundos en asentir, sin demasiada convicción.) Pues aquí tenéis los tres pares de la talla 32 que Kimmy ha seleccionado. (En la imagen aparecen los tres pares alineados.) Os las enseño más de cerca: unas Nike Air doradas de la nueva colección, unas Adidas con sus tres rayitas y unas sin marca con la puntera roja… Vamos a tener que decidirnos y, como bien sabéis, Kimmy odia elegir. Así que, queridos, ¡contamos con vosotros!»
Sobreimpresionado en la pantalla aparece un minisondeo:
«¿Cuáles debería escoger Kimmy?
A) Las Nike Air
B) Las Adidas
C) Las que tienen el mejor precio.»
Mélanie vuelve a dirigir la cámara hacia sí misma y concluye: «Ay, queridos, ¡menos mal que estáis ahí y sois vosotros quienes decidís!»

La autora utiliza la ficción literaria para representar una realidad actual: la sobreexposición de la infancia en las redes sociales y los riesgos de esta práctica.
Las redes sociales no han traído nada nuevo a la conducta humana, simplemente, han facilitado y normalizado cosas que antes solo se podían hacer en privado o entre unos pocos. El fenómeno de los niños y niñas prodigio, o estrellas televisivas, pertenece al siglo pasado y, de muchos, conocemos su triste historia. No sabemos en qué momento se nos olvida, pero lo cierto es que ya se sabe (y desde hace tiempo) que la fama temprana es un detonante para la infelicidad futura.
Quizá, uno de los rasgos más interesantes de la historia es conocer qué lleva a los adultos a semejante práctica. Y, aquí, es dónde descubrimos algo que tampoco es nuevo: el adulto se siente realizado a costa del menor. Ya sea por dopamina, por dinero, por falta de autoestima o por una dependencia enfermiza de aprobación ajena, los que tenemos obligación de proteger a los menores nos convertimos en sus verdugos.
Más allá de la historia de Kimmy, este relato nos conduce a prácticas similares mucho más extendidas y poco denostadas como, por ejemplo, el sharenting. A poco que naveguemos por Instagram o TikTok o miremos los estados de WhatsApp, apreciamos la cantidad de niños y niñas –incluso bebés– cuyas vidas se exponen sin reparo.
El tema del uso de fotografías o vídeos de menores en perfiles adultos da qué pensar. En realidad parece que no somos nadie sin nuestros pequeños y, por otro lado, parece que los pequeños no son nadie porque los exhibimos sin pudor. Con el propósito de ir un poco más allá, os animamos a leer este artículo de la Dra. Silvia Álava, Sharenting. El peligro de publicar fotos de tus hijos en las redes sociales, o a ver el webinar Sharenting. ¿Dónde está el límite? , organizado por la Fundación Aprender a Mirar, en el que la Dra. Álava participa junto a Patricia Gassó.