
Una nueva comedia familiar de la mano de Santiago Segura que deviene un enredo sin gracia y una mezcla de impostados elementos. Pese a la voluntad de entretener y hacer reír, acaba por agotarse rápidamente.
Una nueva comedia familiar de la mano de Santiago Segura que deviene un enredo sin gracia y una mezcla de impostados elementos. Pese a la voluntad de entretener y hacer reír, acaba por agotarse rápidamente.
De Caperucita a loba es una disparatada comedia que retrata situaciones humillantes que se viven en las relaciones amorosas para enseñar a reírse de uno mismo. Sin embargo, en su conjunto, no acaba de funcionar.
La segunda parte de las aventuras de unos niños en un tren es bastante parecida a la original, aunque con menos frescura. A pesar de su simpleza, conforma una propuesta amable para pasar un rato divertido.
La familia García vuelve para contarnos sus aventuras navideñas con la pequeña Cris, el novio de Sara y el padre de Marisa, “el abuelo”, en la casa. La diversión está servida.
Santiago Segura regresa con su propuesta cinematográfica cómico-familiar del verano. Menos sólida y blanca que sus dos predecesoras, mantiene el interés y entretiene, en especial la trama de adultos.
La segunda parte de la comedia que más triunfó el verano pasado aterriza con todos los elementos para cautivar. Santiago Segura aúna humor, buen ritmo y el contexto de comedia familiar como rasgos de eficacia.
Mucho caos y dosis de humor en una aventura marciana que cuenta con unos intérpretes muy conocidos. Una simpática comedia familiar, básica y nada arriesgada, que asegura entretenimiento.
Entretenida comedia familiar para el verano, en la que Santiago Segura interpreta a un marido-cuñado que desencadena divertidas y locas situaciones al quedarse solo a cargo de sus cinco hijos.
Un thriller que, sin ser una obra maestra, termina resultando muy efectivo.
El thriller se mezcla con un humor porteño, en el que fracasa todo intento de ir más allá de la broma exagerada y de la acción cargada de violencia.