
Lyna Khoudri deslumbra con su brillante papel de bailarina en un relato duro pero optimista. Su personaje logra inspirar a la audiencia, rodeado de grandes secundarias y con una puesta en escena vibrante.
Lyna Khoudri deslumbra con su brillante papel de bailarina en un relato duro pero optimista. Su personaje logra inspirar a la audiencia, rodeado de grandes secundarias y con una puesta en escena vibrante.
El film consigue introducirnos en el caos y los duros momentos en los que el servicio antiterrorista trabaja a contrarreloj para proteger a la ciudadanía. Pero algún momento lento puede distraernos de la trama.
El segundo film de Sylvie Ohayon es un extraordinario reflejo de procesos por los que pasan muchas personas. Es un título exquisito, cercano, con los detalles muy cuidados y de gran calado.
Nakache y Toledano abundan en los asuntos sociales y humanos de su filmografía, sin abandonar el sentido del humor. Esta vez, consiguen emocionar y hacer sonreír, mientras ilustran las severas dificultades de los jóvenes con autismo.