En su conjunto se trata de un film bien rodado, interpretado y con pulso dramático. La clase de esgrima plasma la capacidad expresiva del gesto contenido de actores como Lembit Ulfsak (Mandarinas) o del mismo Märt Avandi, muy reconocido en su país, pero también de la excelente Liisa Koppel (Marta) como la secundaria y esgrimista suplente.