Entre fuertes contrastes de luz –tanto natural como artificial– y oscuridad, se desarrolla un relato sobre sanar heridas volviendo a los orígenes. Sin embargo, hay demasiado esfuerzo puesto en su forma y demasiado poco en su fondo.
Entre fuertes contrastes de luz –tanto natural como artificial– y oscuridad, se desarrolla un relato sobre sanar heridas volviendo a los orígenes. Sin embargo, hay demasiado esfuerzo puesto en su forma y demasiado poco en su fondo.
Este drama biográfico no consigue afianzar sus mensajes por una artificiosa ejecución. Los ineficaces saltos temporales y algunas interpretaciones secundarias fuera de tono acaban arrastrando a la desconexión.
Alberto Evangelio debuta con un producto que tiene una premisa interesante, una parte técnica correcta y una atmósfera bastante lograda. No obstante, no se define en el tono y su guion está lleno de vueltas de tuerca confusas.
Un re-vivir del día de la marmota (Atrapado en el tiempo) que convencerá a aquellos que les guste el cine más experimental. Pese a no ser original, ni tener una trama muy fluida, sirve para pasar un rato viendo un reflejo de la sociedad treintañera.