
Envuelto en bellos paisajes, muy buenas interpretaciones y un guion emotivo, se nos cuela un drama sobre la muerte lleno de egoísmo y sin ningún punto de trascendencia.
Envuelto en bellos paisajes, muy buenas interpretaciones y un guion emotivo, se nos cuela un drama sobre la muerte lleno de egoísmo y sin ningún punto de trascendencia.
Justine Triet escribe y dirige un largometraje que pretende ser un drama psicológico, pero que suspende en varios frentes y refleja una gran tintura de banalidad.
Una película que se despliega como retablo histórico de un momento clave para la Historia de Europa. A pesar del preciosismo visual, el guion carece de vida en el tratamiento de sus personajes.
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