
Un café londinense de ambiente árabe manifiesta las cotidianas divergencias y tensiones entre modos de pensar y ver la vida. El film abarca demasiadas cosas, además de romper la naturalidad con excesos descarnados.
Un café londinense de ambiente árabe manifiesta las cotidianas divergencias y tensiones entre modos de pensar y ver la vida. El film abarca demasiadas cosas, además de romper la naturalidad con excesos descarnados.
Moonage Daydream rinde homenaje a David Bowie. El documental consigue captar la estética y la personalidad del artista mediante secuencias originales dinámicas que, sin duda, no decepcionarán a sus seguidores.
Justin Simien aprovecha la icónica atracción de los parques de Disney para construir un relato poco memorable a su alrededor. Con grandes actores y pinceladas de humor, es un film entretenido y correcto.
Envuelto en bellos paisajes, muy buenas interpretaciones y un guion emotivo, se nos cuela un drama sobre la muerte lleno de egoísmo y sin ningún punto de trascendencia.
Desde Ucrania llega un encantador cuento de fantasía con una animación impecable y colorida. Sus personajes resaltan el poder del amor y la necesidad de cuidar el entorno en el que vivimos.
Esta trama de invasión doméstica trata de diversificar el género a través de una protagonista con discapacidad sensorial que se aleja del papel de víctima convencional. Pero no consigue mantener el suspense en la mayoría del metraje.
Gerard Depardieu interpreta a un Maigret ya mayor en un crimen algo oscuro ambientado en París en la década de 1950. Con un reparto y una fotografía excelentes, el retrato del inspector es solvente e interesante.
Memoria es un relato excéntrico e introspectivo sobre la vida y un misterioso ruido que acompaña a la protagonista. Aunque a nivel sonoro y visual es excepcional, su ritmo pausado resultará, para la mayoría, adormecedor.
Al son de conocidas piezas de música clásica, Bruno Chiche dirige un largometraje centrado en la relación paterno-filial con conversaciones emotivas y grandes interpretaciones de Yvan Attal y Pierre Arditi.
Un divertido y encantador viaje por los rincones de la costa tinerfeña. Pese a su grata esencia, muchos silencios, conflictos y conversaciones quedan sin resolver y se pierden en la mar.