La película de Laura Alvea contaba con varios ingredientes para atrapar al público y posicionarse como un thriller llamativo. Sin embargo, el ritmo y el guion impiden que el film llegue a satisfacer las expectativas generadas.
La película de Laura Alvea contaba con varios ingredientes para atrapar al público y posicionarse como un thriller llamativo. Sin embargo, el ritmo y el guion impiden que el film llegue a satisfacer las expectativas generadas.
Otro relato que narra la hazaña ejemplar de una joven polaca para proteger de los nazis a un grupo de judíos. Pese a la simpleza formal, su carácter bienintencionado y su modélica protagonista aprueban al conjunto.
La última película de Agustí Villaronga puede que no sea la que se esperaba de él, pero es una obra vitalista que provoca una sonrisa. A pesar de sus imperfecciones, es un largometraje luminoso e inocente.
Olivia Newman dirige una historia bastante equilibrada sobre volver a la esencia de la vida natural, donde no tienen cabida los constructos sociales como la propiedad, las instituciones… o un crimen.
Pretende ser un relato sobre el abandono del nido y el paso a la madurez, pero se queda en una exploración ansiosa de la sexualidad, con actuaciones planas y que no resuelve ninguno de los interrogantes que plantea.
La concentración de personajes dispares con diferentes situaciones personales y sociales en un hospital era prometedora. No obstante, el guion no logra proponer una historia redonda y la película acaba repitiéndose.
Fran Torres se estrena en la gran pantalla con un largometraje centrado en la maternidad lleno de incongruencias, cabos sueltos y vacíos de guion que dejan al espectador con un mal sabor de boca final.
La adaptación de la obra de teatro cuenta con actores veteranos y paisajes paradisíacos, pero no aporta gran valor cinematográfico. Quizá no hacía falta trasladar esta pieza a la gran pantalla.
Sorprende este título palestino con sello feminista. Con un ritmo más lento al que nos tienen acostumbradas las películas de espionaje, reflexiona sobre los motivos que nos llevan a tomar decisiones.
La cuarta entrega de los veteranos mercenarios no es más que otra sangría repetitiva y sin fondo. Tras la espectacularidad visual asoma una realización plana, un aburrido guion y una violencia desatada sin control.