Marvel afronta esta secuela tras la muerte de su protagonista con un tacto que nadie esperaba. El déficit en efectos visuales se compensa en guion, liderado por la gran actuación de Letitia Wright.
Marvel afronta esta secuela tras la muerte de su protagonista con un tacto que nadie esperaba. El déficit en efectos visuales se compensa en guion, liderado por la gran actuación de Letitia Wright.
La biografía de Siegfried Sassoon era más prometedora de lo que logra captar Benediction. El film empieza a decaer cuando se centra en los amoríos del protagonista y se convierte en un relato artificial y demasiado largo.
Elogio al jazz como forma de expresión social, artística y personal. A través del camino de un joven que persigue su sueño con determinación y pasión, Yuzuru Tachikawa transmite el éxtasis de este género musical.
Este remake resulta regular en su conjunto pero es igualmente eficaz. La trama no termina de encajar pero su elenco hace un trabajo sobresaliente y el extraordinario relato de amistad se disfruta.
Un superficial thriller que se regodea en la desgracia, en los estereotipos y en el despropósito narrativo. Así pues, no ofrece ni una moraleja constructiva, ni un suspense emocionante, ni un entretenimiento para disfrutar.
Brad Pitt es el gancho de un film en el que los disparos y la sangre no dejan descanso. Dejando aparte el alarmante festival de muertes, la película funciona con grandes actuaciones y efectos especiales.
El director mexicano construye un protagonista y una historia con referencias autobiográficas que aborda una crisis existencial. El resultado es una película con muchos excesos que llega a cansar.
Black box se presenta como un film original aunque la trama no es novedosa. El guion es impecable, las interpretaciones verosímiles y la dirección logra la atención del público durante todo el metraje.
La historia de Benedetta se narra sin coherencia alguna, con una gran cantidad de imágenes eróticas y violentas. Es una propuesta irreverente y, aunque cuenta con buenas actrices, el resultado es grotesco, tedioso y ofensivo.
El director, guionista y actor Justin Chon lidera un film de denuncia social, justificado y con buenas intenciones. No obstante, el tono demasiado melodramático aleja al espectador que no quiera excesos.