
La quinta entrega de esta saga sigue confundiendo a las adolescentes soñadoras con amores eternos basados en la mentira de la ficción. Mucho sexo y pocas nueces.
La quinta entrega de esta saga sigue confundiendo a las adolescentes soñadoras con amores eternos basados en la mentira de la ficción. Mucho sexo y pocas nueces.
Una propuesta amable cuyo miedo a profundizar la lleva a un sentimentalismo que no termina de funcionar. Entre algunos valores destacables, se desaprovechan recursos sugerentes que acaban frivolizando temas importantes.
Wagner escribe y rueda su primer largometraje que ganó en la Mostra de Venecia, llevando a la alfombra roja una historia real, contada superficialmente, que rompió esquemas en el ejército austriaco.
Probablemente, el único gancho para acabar viendo Love again sea Céline Dion. El resto es una historia ligera, predecible, muy azucarada y llena de clichés. Pero mantiene un aliciente: las canciones de la canadiense.
A pesar de que la película tiene un guion denso y trabajado y unas actuaciones que expresan una complicidad realista, se convierte en una historia pesada e inmadura que romantiza las infidelidades sin llegar a convencer.
El extraño mejunje te terror y drama romántico deja un título desagradable y tierno a la vez que no gustará a todos los públicos. No obstante, sus protagonistas hacen un trabajo inmejorable que atrapará al espectador hasta el final.
El color del cielo invita al espectador a reflexionar sobre la búsqueda obsesiva de la felicidad. El planteamiento es interesante, la puesta en escena impecable, pero el mensaje puede quedar poco claro.
Vuelve una de las relaciones amorosas más inmaduras y poco apetecibles de los últimos años. Josephine Langford y Hero Fiennes-Tiffin protagonizan de nuevo esta historia solo imaginable sobre el papel o en celuloide.
Este musical protagonizado por Karla Souza y Raúl Arévalo rinde homenaje a los Hombres G. Es fresco, divertido, cuenta con grandes interpretaciones y, sin duda, logra arrancar una sonrisa a la audiencia de todas las edades.
La película expone la tensión que vivió Mali tras su independencia. La ambientación, la música y la exposición de las relaciones humanas en esa sociedad dividida entre la tradición y la revolución está bien lograda.