¿Falta de originalidad o venderse al mejor postor?

Cuando algo se pone de moda, todo el mundo lo quiere imitar. Lo hemos visto en el cine, en los realities de televisión y hasta en youtube. De hecho, en cierto modo, no es criticable. Muchas compañías se quieren subir al carro del caballo ganador para aumentar beneficios. Pero, ¿qué pasa si esto supone una pérdida total de originalidad…? Esto hace que nos preguntemos: ¿Falta de originalidad o venderse al mejor postor?

Lo cierto es que, en muchas ocasiones, esto supone “pan para hoy y hambre para mañana”. Fortnite pegó el pelotazo hace ya casi dos años. El fenómeno viral del juego de Epic Games está a la altura de pocos títulos –Minecraft y pocos más-. No vamos a entrar en analizarlo, pero su sencilla y adictiva fórmula ha convencido a los jugadores, especialmente de perfil adolescente.

Esto ha provocado que muchas compañías hayan intentado repetir éxito. Call of Duty Black Ops 4 es la primera entrega de la franquicia que abandona la campaña para un jugador para centrarse, casi en exclusiva, en la modalidad Battle Royale (el todos contra todos de Fortnite). Otros títulos como Basttleground’s Player Unknown (del que tenéis la crítica en contraste), Paladins, H1Z1 o The Culling han seguido el mismo camino.

Call of Duty ha seguido la estela de Fortnite centrándose exclusivamente en su vertiente online todos contra todos

La última compañía en unirse a esta tendencia es SuperCell. Después de sorprendernos con Clash of Clans y Clash Royale, ahora nos “deleitan” con Brawl Stars. Si en el primer juego nos ofrecían un título de estrategia en tiempo real y, en el segundo, un juego de cartas, la nueva propuesta abandona completamente este estilo.

Como podéis ver en la crítica, Brawl Stars se centra por completo en la acción. Con un estilo desenfadado, aboga por partidas cortas e intensas, donde nos enfrentamos a otros jugadores vía online. Nuestro cometido se resume en matar a nuestros rivales, sea cual sea el objetivo –sobrevivir, recolectar gemas, superar el desafío…-.

Evidentemente no hay violencia exacerbada, pero todo se resume en lo mismo, edulcorado para que los más pequeños jueguen (es un juego +12). A todo ello se suma un estilo híper-adictivo, por el cual enlazamos partidas sin necesidad de esperar. Conclusión: jugar, jugar y jugar. Gastar, gastar y gastar.

SuperCell copia a Fortnite con un juego de acción cooperativa muy simple pero adictivo…

Y es que, por muy gratuito que parezca, es en los micro-pagos donde ganan dinero. No nos engañemos, resulta muy goloso comprar 30 gemas por poco más de dos euros u 80 por cinco. Estas nos permiten comprar cajas de botín, mejorar nuestros personajes o decorarlos… Todo tiene un precio muy goloso.

En resumidas cuentas, esperábamos muchísimo más de una compañía que nos había sorprendido gratamente en dos ocasiones, pero que no ha sabido reinventarse. No decimos que esté mal apuntarse al caballo ganador, pero si esto supone una “copia” simplificada, da como resultado un título pobre, aunque adictivo –que es lo que les preocupa-.

¿Tan difícil es innovar?