Desescalada de pantallas

Durante varios meses, los dispositivos conectados han formado parte de del día a día de una manera muy intensa: vida laboral, social, familiar, tiempo de ocio, estudio, exámenes. Todo se ha condensado en la misma pantalla, muchas veces sin cambiar de habitación. Esta situación ha sido inesperada y, precisamente por inesperada, nos ha pillado desprevenidos a todos: desde los más pequeños a los más adultos. Sin embargo, nos ha ayudado a plantearnos varias cosas.

Por un lado, podemos decir “gracias pantallas” porque nos habéis permitido trabajar, estudiar, vernos con los amigos y familiares, escribirnos, compartir momentos. Y, por otro, a pesar de todo, “gracias pantallas, pero no suplís la vida real”: los abrazos, las miradas y las risas al natural; el quedar presencialmente; el disfrutar del aire libre, de la brisa del mar, de jugar al balón o de ir en bicicleta…

Ha sido intenso, muy intenso, y estamos cansados porque nuestro cerebro está saturado de cortisol y dopamina, dos neurotrasmisores que hemos generado en exceso frente al ordenador o al móvil.

Por eso, ahora nos conviene hacer una sana desescalada. No se trata de dejarlas de golpe, sino de usarlas cuándo y cómo sea preciso y saludable. Así, podremos disfrutar de un buen verano al aire libre; algo especialmente clave para los pequeños y adolescentes. Y así, con la medida adecuada entre lo virtual y presencial, podremos experimentar el #LiveYourRealLife; el vivir nuestra vida real sea con o sin pantalla. Podemos hacerlo en e-fases. Nuestro cerebro, nuestro cuerpo, nuestros amigos y nuestra familia nos lo agradecerán. Pero, sobre todo, nosotros mismos seremos consumidores más ecológicos si devolvemos las pantallas al lugar que les corresponde.

¿Quieres saber hasta qué puesto han escalado los dispositivos digitales en tus ratos de ocio? ¿Estás dispuesto a dejar que otras actividades recuperen su espacio? La decisión de no depender del móvil, no excederse en los videojuegos o controlar el tiempo que pasamos viendo series es tuya, pero el #EcoTest te ayudará a saber en qué e-fase estás, ¿te atreves?

Ahí van nuestros cinco consejos para iniciar la desescalada:

1. Horario, el mejor amigo de tu planificación familiar

Madres, padres, dedicad un tiempo a pensar juntos el plan de vuestro mes, semana o día. Si hay adolescentes en la familia, es clave pactarlo con ellos a partir de las líneas de fondo que hayáis trazado. Tendremos mucho de ganado si todos se comprometen con los mismos objetivos.

Solo utilizaremos las pantallas en las horas establecidas. Dos sugerencias, que ese uso nunca sea antes de irnos a dormir (pues provoca alteraciones en el sueño) ni tampoco durante las comidas. Lo más importante para que esto funcione es el ejemplo: empecemos los adultos a respetar los ratos de vida en común y descanso.

Saber ser flexibles es parte del proceso. Cada familia tiene su estilo, y el horario ha de estar adecuado a cada realidad. Pongámonos un plan real y accesible. Tiene que haber alternativas de ocio positivas y diversas, tiempo para cumplir encargos en la casa y, según nuestros gustos, ratos de ocio audiovisual en familia (películas, documentales, series, videojuegos…).

2. Tope recomendado: no más de dos horas seguidas

En Contraste, se ha explicado en otras ocasiones lo que influye en nuestro cerebro el tiempo frente a las pantallas, pues genera un exceso de dopamina que puede ser perjudicial. En el entorno de los videojuegos esto es mucho más evidente. No obstante, cuando hablamos de redes sociales es más sibilino porque, muchas veces, se da una lucha entre el subidón de dopamina (tengo me gustas o visitas) y el bajón de la misma (al no recibir los inputs esperados).

Es determinante explicar bien esto a nuestros hijos: porque te quiero y me importas, te explico qué efectos tiene el uso de las pantallas en tu cerebro y, por tanto, en tu felicidad y bienestar.

3. De 0 a 5, nada de pantallas

Está comprobado que los más pequeños desarrollan mejor todas sus aptitudes de psicomotricidad interactuando solo en el mundo físico. Tal y como dice la Organización Mundial de la salud (OMS): “Para crecer sanos, los niños menores de cinco años deben pasar menos tiempo sentados mirando pantallas o sujetos en carritos y asientos, dormir mejor y tener más tiempo para jugar activamente”.

Sin duda, esto supone un esfuerzo, pero vale la pena. Habrá que recuperar ideas para jugar, gatear, disfrutar, generar actividades de motivación y de aprendizaje con las cosas más naturales y simples. No hay necesidad de gastar dinero ni de ir a parques de diversión. Disfrutemos en el suelo de casa o al aire libre.

Desescalada de pantallas

4. Planes divertidos y originales para descubrir a los hijos (especialmente adolescentes)

Aunque sea un verano diferente al de otros años, nada nos excusa de pensar bien el tiempo que dedicaremos a nuestros hijos e hijas. Hay espacio para salidas familiares y otras particulares con cada uno, de modo que potenciemos sus talentos y habilidades: paseos, deporte, visitas culturales, juegos de mesa, cocina, voluntariado juntos (empezando por nuestros familiares mayores o necesitados), trabajos manuales, excursiones, pesca, tocar un instrumento musical, cantar, bañarnos por la noche en el mar, tomar un rico helado y tener una conversación sin prisa, de esas que llenan.

Simplemente esbocemos unas ideas, unas pinceladas, a modo de pistas para que cada uno desarrolle tenga su espacio y tiempo personalizados. No dejemos que se nos pase esta oportunidad de conocernos más y vivir pequeñas experiencias.

5. Las pantallas, las compartimos

La generalización de dispositivos electrónicos e interactivos individuales ha dado lugar a un nuevo concepto: el sentido de pertenencia de mi móvil, mi tablet, mi ordenador, mi consola… Esto provoca que relacionemos el momento pantalla con mi soledad, mi habitación o mi cueva ficticia.

Para ayudar en esta propuesta de desescalada, nos podemos proponer un nuevo reto familiar: romper este falso molde. Juego en compañía, y no solo y en mi habitación. Las películas y series las veo con los demás, así comentamos, reímos o lloramos juntos. Por la noche, todos los móviles se alojan en un lugar pactado, así dormimos mejor. No duplicamos ordenadores ni tablets; solo disponemos de las indispensables, y si no se necesitan, se guardan hasta que empiece el colegio o la jornada laboral.

Y, aquí, de nuevo, las madres y padres vamos por delante.

 

En esta línea, desde Fundación Aprender a Mirar y la Asociación de Consumidores de Medios Audiovisuales, nos han preparado las cápsulas (In)formativas con los consejos más útiles y directos.

Además, podemos seleccionar el mejor ocio audiovisual en la web Contraste.info, donde se han publicado, además de los estrenos semanales, un especial series y otro de cine.

Firma: Rosa Mª Aguilar