Titina utiliza una animación y una banda sonora que sorprenden gratamente. Sin embargo, su diversidad de focos y la libertad con la que retrata hechos reales provoca cierta pérdida de interés.
Esta propuesta mezcla documental y ficción con el propósito de acercar al espectador el perenne atractivo y realidad de Tierra Santa. Con algunos actores amateurs, el resultado es solvente y ajustado.
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