¿Cómo impactan los videojuegos en el desarrollo mental de los niños?

Los videojuegos han pasado a formar parte integral de la vida de muchos niños y niñas en la actualidad. Mientras algunos los disfrutan como una forma de entretenimiento, otros los ven como una oportunidad para aprender y socializar. Sin embargo, desde hace un tiempo existe una creciente preocupación por el uso abusivo que le damos, así como el contenido que de estos se desprende.

Pero, realmente, ¿cuáles son los aspectos tanto positivos como negativos de los videojuegos en el desarrollo de nuestros hijos?

Artículo Cerebro y videojuegos

¿Son dañinas las pantallas o existe un impacto positivo real?

  • Desarrollo de habilidades cognitivas. Algunos estudios sugieren que ciertos tipos de videojuegos pueden mejorar las habilidades cognitivas de los niños, como la resolución de problemas, la atención y la memoria. Juegos como Clash Royale nos piden gestionar recursos y usar la lógica; otros como los Layton nos invitan a explorar los escenarios…
  • Fomento de la creatividad. Los videojuegos que permiten a los niños crear y personalizar sus propios mundos pueden fomentar la creatividad y la imaginación. Es el caso de Minecraft, cuyos límites los marca nuestra imaginación. Eso sí, no olvidemos que existen muchas otras formas de trabajar la creatividad. ¿Por qué no construimos un Lego?
  • Sociabilización. Muchos videojuegos ofrecen la oportunidad de jugar en línea con amigos o conocer a otros jugadores. Esto puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales, como trabajar en equipo y comunicarse de manera efectiva. Juegos como Brawl Stars o Fortnite sustentan su éxito en el juego social.
  • Aprendizaje divertido. Algunos videojuegos están diseñados específicamente para enseñar habilidades académicas, como matemáticas, ciencias e idiomas, de una manera divertida y atractiva. A fin de cuentas ocurre como con las series, en versión original, entrenamos el oído.
  • Conciencia ambiental y sensibilización social. Algunos videojuegos educativos no solo enseñan a los niños sobre temas importantes como la sostenibilidad, el cambio climático y la conservación del medio ambiente, sino que también promueven la sensibilización en temas sociales como la diversidad, la igualdad y la justicia. El último ganador del Premio Zapping a Mejor videojuego de producción propia, Inner Ashes, es una buena muestra de ello.

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Y, ¿cuál es el impacto negativo?

  • Adicción. El exceso de tiempo dedicado a los videojuegos puede llevar a la adicción y afectar negativamente otras áreas de la vida de los niños, como el rendimiento escolar y las relaciones sociales. ¿Realmente no existen otras formas de entretenimiento que no sea estar pegado a una pantalla?
  • Violencia y comportamiento agresivo. Algunos estudios han sugerido una relación entre la exposición a videojuegos violentos y un aumento en la agresividad y reacciones violentas en niños y niñas. Y no solo eso, la excesiva excitación y dependencia hacia los videojuegos puede comportar un cambio repentino en el comportamiento.
  • Sedentarismo. Pasar largas horas frente a la pantalla puede llevar a un estilo de vida sedentario y contribuir al aumento de peso y problemas de salud relacionados con la obesidad. ¿Por qué no salimos más a la calle?
  • Problemas de salud mental. Aunque pensemos que es una problemática lejana, lo cierto es que cada vez aumentan más el número de problemas de salud mental, como la ansiedad, la depresión y la falta de sueño.
  • Dificultades de aprendizaje. Algunos niños pueden experimentar dificultades de aprendizaje debido al exceso de tiempo dedicado a los videojuegos, ya que pueden afectar su capacidad de concentración y rendimiento académico.

Entonces, ¿en qué quedamos?

En conclusión, como hemos visto, los videojuegos pueden tener tanto impactos positivos como negativos en el desarrollo mental de los niños y niñas. Es importante que los padres supervisemos el tiempo que nuestros hijos dedican a este ocio y los títulos que eligen.

Optar por propuestas educativas y limitar el tiempo de juego puede ayudar a maximizar los beneficios de los videojuegos mientras se minimizan los riesgos. Al final, encontrar un equilibrio saludable es la clave para convivir con las pantallas.

Firma: José Carlos Amador