El nuevo trabajo de Olivier Assayas viene a enriquecer el ya largo catálogo de películas que reflejan y reflexionan sobre ellas mismas, es decir, sobre el mundo del cine, del teatro, de los actores de ambos o de la creación dramático-artística en general.
La aportación de Assayas se adivina fruto de un trabajo exhaustivo, muy pensado para que, con calma, entren en escena numerosos elementos que muestren de un modo muy completo, la complejidad y riqueza de las artes dramáticas así como su lógica cotidianidad.
El film se estructura en tres actos, aunque Assayas haya rehusado denominarlos así y los haya convertido en una introducción sin título, una «Parte 2» y un «Epílogo» que, ya lo adelanto, acaba, no solo con la película, sino, desgraciadamente, también con la altísima calidad de los dos actos anteriores.
El término trama para referirnos al guión de esta obra nunca estará más justificado. La historia es un delicado y sutil entrelazado de hilos argumentales que discurren con agilidad y viveza, a lomos de una cámara certera que retrata todo con belleza pero huyendo del preciosismo artificial (incluso al recrearse en los espectaculares paisajes alpinos).
Como si de un ballet clásico se tratase, por la pantalla se deslizan las relaciones humanas, las reales y las ficticias. Relaciones de admiración, atracción sexual, confianza, dependencia, temor, celos, compañerismo o avaricia. Se juega con el paralelismo entre el arte y la vida, tanto en la confrontación de Binoche con los dos papeles de su vida (Sigrid y Helena) como en su trato con su asistente, su actual compañera de reparto, su antiguo novio o su admirado autor y Pygmalion.
El retrato que Assayas hace de Maria Enders, el personaje de Binoche, resulta muy atractivo debido, precisamente, a su normalidad. El guión evita los espasmos y excentricidades con las que se suele representar a las grandes divas de la pantalla mostrando a una mujer profesional como cualquier otra, con un natural deseo de intimidad, la preocupación por el envejecimiento o el esfuerzo que pone para que su trabajo salga bien. Divertida, por otra parte, la inclusión de internet y de las redes sociales como otro elemento dinamizador y perturbador de la vida de una actriz famosa.
Acertada e impactante también la comparación de todo lo que acontece con el fenómeno atmosférico que tiene lugar cerca de Sils Maria y dio nombre a la obra de teatro. Eso le permite, aparte de mostrar unos paisajes bellísimos, enfrentar al hombre con la inmensidad de la naturaleza. Cual romántico Friedrich, los personajes se sienten abrumados no tanto por la serpenteante nubosidad como por los vaivenes interiores a los que se ven sometidos.
Todo el trabajo de Assayas y sus colaboradores quedaría en nada si no se apoyase firmemente en las dos actrices principales. Binoche tiene poco que demostrar, solo se mantiene en la Primera División aportando madurez a sus ya conocidas cualidades interpretativas. Kirsten Stewart, a la que injustamente habíamos menospreciado hasta ahora por su papel en la saga Crepúsculo, da un salto de calidad encarnando a la asistente de Enders con sutileza y versatilidad. Ojalá siga así y no sea simplemente el papel de su vida o la oportunidad de que sea Binoche la que le dé la réplica.
Con todo esto a favor, Assayas convierte Viaje a Sils Maria en una película más que aceptable. Pero también su guion es el responsable de los puntos oscuros del film. Su Epílogo, como ya anotamos, es, más que superfluo, muy decepcionante ya que no se corresponde con las dos partes anteriores. Pierde el ingenio y se desliza entre obviedades y lugares comunes, entre otras cosas, amparándose ya sin disimulo en Eva al desnudo. Desdice desde luego que, tras un fabuloso final de la segunda parte, utilizando una imagen paralela cargada de belleza y de contenido, caiga en ese final cercano a la chapuza.
Es una pena que Assayas, quizá agotado de la creatividad anterior no concluya un film brillante recurriendo a lo fácil. Algo que, sorprendentemente, ya había hecho en las dos partes anteriores, vapuleando a Haendel al hacer al pobre Xerxes pasearse por las soleadas cumbres como si se tratase del anuncio de algún turoperador alpino.
Sabiendo de antemano lo que nos espera en el final, Viaje a Sils Maria es una película que se puede admirar y disfrutar, al menos en sus dos primeros tercios.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Olivier Assayas
Guionistas: Olivier Assayas
Intérpretes: Chloë Grace Moretz, Johnny Flynn, Juliette Binoche, Kristen Stewart, Lars Eidinger
Género: Drama
País: Francia
Fecha estreno: 12/06/2015
Lenguaje: Coloquial
Maria Enders debutó en el teatro interpretando a Sigrid, una joven que fascina y seduce a Helena, su jefa, y la lleva al suicidio. Ahora, cuando está en la madurez de la vida y en la cumbre del éxito artístico, le proponen participar en la misma obra, pero esta vez en el papel de Helena.
Acometer ese trabajo le supone replantearse su propia vida por lo que, acompañada de su asistente personal, ensayará sin descanso en una casa en los Alpes, propiedad del autor de la obra.
Título original: Sils Maria (Clouds of Sils Maria)
País: Francia
Duración: 124'
Fecha producción: 2014
Distribuidora: Vértice 360º
Color: Color