Notable debut cinematográfico como director del gran actor y ahora también productor Robert de Niro, quien dedica emocionado esta película a su padre, un italo-norteamericano como el protagonista. Con un guión basado en el monólogo teatral que escribiera Chazz Palminteri (Balas sobre Broadway), que éste había estrenado con éxito en las tablas de Broadway y Los Ángeles. De Niro realiza un filme un tanto plano, pero de indiscutible calidad artística. Perfectamente ambientado, no sólo evoca el Bronx de los sesenta, sino la misma sociedad americana, con más de 30 canciones de la época.
La creación de tipos (incluidos el pequeño Francis Capa y el joven Lillo Brancato) es asimismo espléndida. En este sentido, el propio Robert de Niro comentaría en la Mostra de Venecia ’93: “Como director lo que más me ha importado es el trabajo con los actores. He aprendido mucho y les debo mucho a los directores con que he trabajado. Pero al hacer esta película no he tenido conciencia de ninguna influencia concreta, porque quería hacerla a mi modo, a mi estilo. Tal vez tenga algo de Scorsese, porque es un amigo y hemos trabajado mucho juntos; pero creo que mi película es muy diferente de las suyas. La experiencia ha sido muy satisfactoria y espero volver a dirigir”.
De momento, A Bronx Tale ha tenido buena crítica en Estados Unidos, aunque se ha estrenado con retraso en algunos países. Una historia del Bronx posee cierto aire de fábula cuasi autobiográfica (pues está basada en recuerdos del mismo Chazz Palminteri), que conecta con la sensibilidad y voluntad de expresión (asimismo autobiográfica) de De Niro. De ahí que manifestara el actor-director: “Cuando recibí el texto de Palminteri, me sentí inmediatamente atraído por la historia, por la estructura. Me divirtió la idea de hacer una película, comprendía el material, quería hacerla con actores realistas. Conozco muy bien el ambiente en que se desarrolla y he crecido muy cerca de la línea de autobús donde trabaja el personaje que yo interpreto. Ya hay muchas películas sobre el Bronx, pero yo quería retratar un Bronx específico, el más real posible”.
Ambos autores nos hablan, por tanto, de esa “escuela paralela” que es la calle, del intento del padre por alejar a su vástago de la corrupción, de que sea un hombre “pobre, pero honrado”. Por una parte, también hay una mirada comprensiva hacia esos gángsters italianos, que mantienen sus costumbres y se autodefienden con organizaciones “mafiosas”, acaso como productos de la marginación sufrida por una sociedad WASP desde que llegaron a Lamerica. Por otro lado, se muestra bien la discriminación racial existente (aunque el relato incida demasiado en la violencia) y su difícil solución todavía hoy. Sin fáciles juicios moralizantes ni caer en el habitual sentimentalismo, el tándem De Niro-Palminteri llega a impresionar al espectador, y le descubre un poco más de esa “cara fea” de los Estados Unidos (o de la Gran Manzana de Nueva York, como queramos), que cada día está más presente y es más popular debido a su protagonismo en las pantallas mundiales.
Firma: Redacción
Nueva York, años 60. Narra la historia de Calogero (desde la infancia a la adolescencia), hijo único de una familia humilde, de origen italonorteamericano, que vive en el barrio del Bronx. Deslumbrado por el capo local, Sonny (pese a la prohibición de su padre, Lorenzo, un honrado conductor de autobús que rechaza tratos con la Mafia), pronto se transformará en un protegido de ese gángster, llegando a iniciarse en la vida después de diversas experiencias dramáticas. Finalmente, Calogero evolucionará gracias al amor hacia una chica de color (compañera de escuela), transgrediendo con ello la tradición familiar y social.
