Un paseo para recordar se ha convertido en un clásico para adolescentes (sobre todo para ellas) en el que el tono azucarado deja hueco, esta vez (algo nada frecuente), para ciertas ideas consistentes sobre la amistad y el amor en esos años de cambios e inseguridades.
Nicholas Sparks parte de la novela de Karen Janszen para construir un guión que navega entre varios puertos para unirlos. Uno de ellos es el tono romántico y algo idealizado sobre el amor, que complace a los quinceañeros enamorados más del concepto que de lo que supone esa realidad. Otro es el factor realidad más cruda, que deriva en melodramática dentro del guión, y que conduce a un terreno más verídico de las dificultades que depara todo compromiso. Y un tercero, por resumir de algún modo, es el más completo retrato de la personalidad juvenil, que se echa tan de menos en la mayor parte de las historias “fast-food” con dichas edades como protagonistas.
En este sentido, Sparks (especialista en dramas románticos: Mensaje en una botella, El diario de Noa, Noches de tormenta, Querido John, La última canción) abunda en temas como las inseguridades afectivas unidas a las morales o éticas, la auténtica libertad que aportan los ideales aunque estén en posición minoritaria, la importancia del esfuerzo en los estudios y su proyección de futuro o cómo encaja el sufrimiento en una edad que ve tan lejano su fin.
Con sus trucos de lágrima fácil y sus músicas (incluida canción de la intérprete, a dos bandas, Mandy Moore) de violín y piano, Shankman, maestrillo de la comedia familiar (Doce fuera de casa, Un canguro superduro, Bedtime stories, Hairspray) o menos infantil (Planes de boda, Se armó la gorda) se marca un tanto por encajar cliché y cierta autenticidad, en un film que, como tal, no pasa del aprobado.
Firma: Lourdes Domingo
Landon es un alumno con serios problemas de disciplina y control en el instituto y, por eso, los resultados de sus estudios tampoco son nada brillantes. En la misma escuela del Norte de Carolina está Jamie, hija de un reverendo viudo, mantienen una personalidad sólida, un alto interés por las clases y poca popularidad. Cuando Landon deja a un compañero de aulas en el hospital, es obligado a llevar a cabo servicios para la comunidad, que se concretan en ser el actor principal en la obra de teatro del instituto. Allí coincide con Jamie, a quien acude para mejorar en su rendimiento escolar. Ni los amigos del joven ni el padre de ella han previsto esta nueva amistad, no exenta de muchas complicaciones.