Los amantes del terror apocalíptico que dejan hueco para los miedos más íntimos, aquí tienen una película que mide bien sus minutos y lo que cuenta.
Una premisa tan marcada como la de Un lugar tranquilo provoca, irremediablemente, unas normas muy claras del funcionamiento de los conflictos y la relaciones entre personajes. Desde el punto de vista dramático, esto facilita el diseño del guión pero también es mucho más delicado y complejo no ser incoherente ni demasiado inverosímil.
El relato de Bryan Woods y Scott Beck (que han compartido trabajos previos de escritura y dirección en productos de terror de bajo consumo) contó con la participación del director y protagonista, John Krasinski. Conocido por su rol en la longeva serie The Office, este es su tercer largometraje como director tras Brief interviews with hideous men y Los Hollar, además del libreto de Tierra prometida de Gus van Sant.
Krasinski, que protagoniza el film junto a su mujer Emily Blunt, lo arranca con el apocalipsis ya ejecutado. La síntesis narrativa que emplea para explicarlo y poner en situación le acerca, como otros aspectos de la película, a esa serie B que tanta y tan diversa creatividad ha demostrado a lo largo de las décadas. Por eso, el espíritu argumental y de puesta en escena conecta incluso con otras piezas de Hollywood que se han refugiado en esa “B” como marca de estilo: ahí la misma Señales de M. Night Shyamalan.
Con esto ya queda dicho que, en el conjunto, seguramente lo menos importante sean la fisicidad de los monstruos e incluso algunos momentos donde se puede tambalear la credibilidad. Parte del entretenimiento, para una audiencia mayoritaria y amplia (que es la que claramente se busca con este título), reside en disfrutar de cómo se resuelven en la trama algunas cuestiones tan cotidianas como un clavo que sobresale en la escalera o un bebé que llora. Lo más pequeño puede ser letal y determinante y eso es muy jugoso en un guión.
Sin embargo, como ya se ha apuntado, estamos en una gran producción en la que no se han podido sustraer a la necesidad de poner banda sonora musical. No es que el trabajo de Marco Beltrami (Logan, Ben-Hur) defraude. Pero habría sido aún más sugerente pasearse por la puesta en escena sin contar con la melodía extradiegética.
Por otro lado, sería injusto obviar que el aspecto que sostiene ese entretenimiento antes mencionado es un ingrediente clave: la estrategia emocional del guion que habla directamente de la familia y, más específicamente, de los padres y su rol de protección y preparación para la vida. En este terreno hay que hablar de la fuerza que imprime la joven actriz Millicent Simmonds (Wonderstruck. El museo de las maravillas), también con un severo problema de audición en la vida real, y Noah Jupe (Wonder) que transmiten la fragilidad y fuerza necesarias en una historia de supervivencia, donde los lazos familiares son más importantes que nunca.
Los amantes del terror apocalíptico que dejan hueco para los miedos más íntimos, aquí tienen una película que mide bien sus minutos y lo que cuenta.
Firma: Lourdes Domingo
Una familia debe vivir su vida en silencio después de que unas misteriosas criaturas que cazan guiándose por el sonido amenacen su supervivencia.
