Un amor de verano

La directora francesa Catherine Corsini, autora así mismo del guión de esta nueva defensa del amor lésbico, inició su carrera cinematográfica con el film Pòker (1987) con muy limitado éxito de público, hecho que derivó su carrera creativa hacia el campo de la televisión. Entre sus más recientes títulos, anteriores a la que ahora se estrena en nuestras pantallas, destaca Partir en 2009.

Un amor de verano se desarrolla en los albores de los años 70, en los que el feminismo adquirió presuntos aires de transgresión de las reglas imperantes en aquella época. Corsini, explícitamente, bautiza ex profeso a las dos protagonistas de la cinta con los nombres de Carole y Delphine, en recuerdo de dos activistas: Carole Roussopoulos y Delphine Seyris, que colaboraron personalmente en aquella cruzada.

La acción del film transcurre en dos ambientes marcadamente distintos: una primera fase en la que la vida de la joven Delphine se desarrolla de una forma monótona en una zona rural, ayudando a sus padres en las labores agrícolas y ganaderas, pero con relativas expectativas amorosas. Cuando decide trasladarse a la capital, en busca de nuevas oportunidades, su vida sufre un cambio existencial al conocer un grupo de jóvenes mujeres que luchan por hacer prevalecer su propia decisión sexual en contra de los principios de dominación machista predominante en aquella época.

Aunque una de ellas consigue atraer fácilmente a Delphine a sus propósitos, no logra finalmente hacerla renunciar a lo más profundo de sus ancestros, pese a que a lo largo de la cinta son frecuentes las escenas íntimas de alta temperatura entre ambas mujeres en demostración de su íntima atracción lésbica.

Con todo ello, puede que la directora, con el nombre de la película, no pretenda nada más que situar esta efusión femenina como una historia pasajera que sucede en la estación más calurosa del año, sin especial continuidad y con escasas bases de permanencia en el tiempo… Quizás es sólo…Un amor de verano. Quizás…

Firma: Joaquín Guitart