Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas

Weerasethakul es un director tailandés cuya carrera se caracteriza por un trabajo al margen de la industria comercial de su país. Su tono experimental ha caído en gracia a cierta crítica y al circuito de festivales de Venecia y Cannes. En este último, la presente película se llevó la Palma de Oro en 2010. Su país, Tailandia, la ha seleccionado para presentarla a los Oscar y también recibió el premio de la crítica en el pasado festival de Cine de Sitges.

Firme creyente de la transmigración de las almas entre humanos, plantas, animales y demás seres, este peculiar contador de historias sumerge al espectador en un críptico relato en el que casi todo es posible. Su relato se inspira en lo sucedido en un monasterio del noroeste de Tailandia. El abad le relató al director la vivencia de un tal Boonmee que dijo haber visualizado, durante la meditación, sus vidas anteriores como si fueran una película.

El resultado del film, en el que se homanajea por la sencillez de las recreaciones fantasmagóricas a cierta serie B de su país, es algo desigual. Hay aciertos en la expresión de las contenidas emociones y experiencias vitales. Se comprende la intención fabuladora y de resonancias de folklore popular. Pero al final, y a pesar de ponerle empeño, se puede considerar algo sobrevalorada el juicio que recibió en Cannes y los aplausos de algunos críticos. Cine con carácter experimental. Con hallazgos bellos y con jeroglíficos efectistas.

Firma: Lourdes Domingo