The Possession (El origen del mal)

Sam Raimi presenta la última entrega de esta serie de títulos prefabricados en la que se ha convertido el género de exorcismos y posesiones diabólicas. El autor, conocido por el gran público como responsable de la trilogía de Spider-man y convertido en cineasta de culto para los seguidores del terror gracias a sus inicios en la serie B (Posesión infernal), financia y apadrina este proyecto dirigido por el danés Ole Bornedal.

Los intentos de Raimi y Bornedal por desmarcarse de la repetitiva herencia de El exorcista han llevado a la pareja de cineastas a introducir en el género el folklore y la mitología judía (con una historia real detrás, cómo no), una tradición que en el propio film se intuye mucho más interesante de lo que este es capaz de explotar. En lugar de ello, The Possession se conforma una vez más con abordar al espectador a fuerza de un intensificado juego de golpes sonoros y de la ya clásica búsqueda de la escena más impactante y el susto más sobrecogedor. En su favor, cabe destacar que, en este sentido, consigue momentos suficientemente efectivos, muy puntuales, por otra parte, y aislados en una pobre historia que denota la única intención de la película: sugestionar al público de la manera más básica.

En definitiva, una cinta más de exorcismos con alguna que otra novedad temática que no deja de ser insustancial para el desarrollo final de la película. Válida, sin más, para espectadores que busquen saltar de la butaca de vez en cuando y para quienes quieran disfrutar de una buena interpretación infantil (la de la joven Natasha Calis).

Firma: Juan Xipell