Dos debutantes son los principales responsables de esta modesta cinta que recorrió con buena acogida diversos festivales americanos durante el año pasado, entre ellos el de Sundance. Jordan Vogt-Roberts dirige su primera película después de participar en diversas series televisivas, y lo hace adaptando un guión original del también novel Chris Galletta, hasta ahora miembro del departamento musical de El show de David Letterman.
Con muy buen humor y un acertado toque de nostalgia, ambos proponen un retrato de la adolescencia encantador y desenfadado. Sin perder el norte, The kings of summer recupera esta etapa cargada de idealismo, de deseos de libertad, de descubrimientos (de uno mismo, del mundo, de las penas y alegrías del amor, de la fuerza de los lazos de amistad) y de colisiones con ese mundo adulto irritante e incapaz de comprender.
Vogt-Roberts y Galetta apuestan en su película por el dibujo y el recuerdo antes que por la reflexión, aunque hay que decir que tampoco renuncian a introducir leves apuntes que, sin muchas pretensiones pero con bastante pulso, analizan cuestiones como las dinámicas que pueden envenenar la relación entre un padre y un hijo. Su intención parece la de reencontrarse con un espíritu que se rememora con cariño, con una serie de sensaciones, emociones y vivencias únicas de ese momento que es la transición de la infancia a la época adulta, todo ello embellecido y poetizado por un evocador entorno natural y la idealización de la vida en lo salvaje.
Heredera de la literatura de Twain y con clásicos como Cuenta conmigo o Los Goonies como influencias declaradas, la película añade a estos referentes un marcado acento indie y un humor extravagante, absurdo, imprevisible y un poco surrealista que huye de la severidad sin restar lucidez o reducir el film a una simple broma. No es perfecta, ni mucho menos, en su ejecución (también es cierto que mide sus aspiraciones), pero es divertida, conmovedora y tiene suficientes ingredientes para establecer una agradable química con el público. Probablemente el espectador adulto esté más curtido para asimilar el contenido de la producción de Vogt-Roberts y Galetta en su conjunto aunque, aparte de algunas pequeñas salidas de tono, la película tampoco excluye a los jóvenes a partir de los dieciséis años.
Firma: Juan Xipell
Cansados de sus respectivas familias, Joseph y Patrick deciden fugarse de casa y construir una casa en un apartado y desconocido rincón del bosque. Serán autosuficientes y vivirán según sus reglas, sin adultos, sin control. A ellos se les añadirá el peculiar, misterioso y extravagante Biaggio.