Producido por la BBC, se trata de un filme histórico-biográfico, realizado con más precisión ambiental que brillantez artística por el director escénico y de TV John Madden (Golden Gate). Un biopic de aire televisivo, que ya había sido proyectado hace décadas con Elizabeth Taylor y Sean Connery como protagonistas y el cual tuvo que suspenderse debido a las reacciones contrarias. Pero hoy día, en plena desmitificación, ha sido llevado a cabo sin problema alguno, con el asesoramiento de dos historiadores ingleses. Rodado en bellísimos escenarios naturales, posee una notable interpretación de la pareja central: la veterana Judi Dench estuvo a punto de alcanzar el Oscar de Hollywood ’97 por su encarnación de la reina Victoria; mientras que su partenaire Billy Connolly le da una buena réplica como Mr. Brown. Estamos pues, ante una película donde se evoca el Imperio Británico en sus años de expansionismo colonial, que retrata la personalidad de Victoria I quien llegó al trono en 1837, a los 18 años y del ministro conservador y político romántico Disraeli, entre otros personajes de la Casa Real, como el príncipe de Gales, Alberto Eduardo, y el mismo John Brown.
La amistad y lealtad de este servidor, que quiere lo mejor para la Corona y para quien entonces ocupaba el trono, es correspondida por una Victoria, frágil y llena de humanidad. Los diarios de Mr. Brown (que desaparecieron expresamente, tras su muerte) acaso nos hubieran revelado más. Sin embargo, esa era victoriana merecía una lectura más crítica y profunda, que contextualizase aquellos discutidos y esplendorosos años la época del triunfo del librecambismo y de la política imperialista, con el tory Gladstone y el colonialista lord Salisbury a la cabeza del Gobierno o apuntara las tradiciones y costumbres rígidas y las mentalidades estrictas de un pueblo, cuya soberana marcaría enormemente.
El director de Su Majestad Mrs. Brown se ha quedado en la anécdota de los protagonistas, con lo que ha hecho un triste servicio a la historia de su país. Además, el relato ilustrativo de John Madden carece de vibración, pues le falta hondura intelectual y resulta un tanto aburrido. Si no fuera por su ambientación y la estimada figura de Victoria de Inglaterra, esta película comercial habría pasado desapercibida en nuestras carteleras. En Barcelona, la noche del estreno en su versión catalana, éramos muy pocos espectadores en la sala.
Firma: Redacció
Extras DVD:
- Audio: inglés, español
- Subtítulos: inglés, español
Inglaterra, siglo XIX. Narra las relaciones afectivas -no amatorias, entiéndase bien- entre la reina Victoria (1819-1901) y su fiel criado escocés, John Brown, que fue contratado por la Corte británica para distraer a la reina viuda, sumida en la más profunda tristeza tras la muerte de su esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo, en 1861. Brown ejerció una positiva influencia anímica en la soberana, ayudándole a descansar, gozar de las cosas cotidianas y, finalmente, volver a sus responsabilidades públicas (abriendo el Parlamento en persona, 1876-77). Tanto es así que las habladurías de la época llegaron a denominar a la reina, irónicamente, Mrs. Brown.
