Sostiene Pereira

El cineasta y profesor universitario Roberto Faenza (que ha combinado sus realizaciones fílmicas con la docencia desde 1968) ha sorprendido con su brillante adaptación de la novela homónima de Antonio Tabucchi, profesor de portugués en la Universidad de Siena y uno de los autores más importantes de la literatura italiana contemporánea (Nocturno hindú, Piazza d’Italia, Réquiem, Sueño de sueños, Los tres últimos días de Fernando Pessoa), quien asimismo ha colaborado con el propio Faenza en el guión. Pero si algo hay que reprochar a esta notable obra artística es, precisamente, su extrema dependencia de la literatura: la fidelidad a la letra del libro original (narrador incluido) perjudica fílmicamente a Sostiene Pereira.

Rodada en los bellos escenarios naturales lisboetas, es obvio que la cámara de Blasco Giurato saca tanto partido a la capital y sus alrededores como Wim Wenders en la también espléndida Lisboa Story. Por otra parte, el filme cuenta con la memorable creación de Marcello Mastroianni como Pereira, bien secundado por Stefano Dionisi (Farinelli) como Monteiro Rossi; junto al ascendente Joaquim de Almeida, como Manuel, y Daniel Auteuil, como Dr. Cardoso, por no seguir más. La banda musical pertenece al prolífico Ennio Morricone. Si algo me ha interesado profundamente de esta película literaria es su sencillo y agudo estudio de mentalidades (un tanto caricaturizadas, en lo que respecta al Padre Antonio) y la evocación histórico-ambiental de toda esa conflictiva época.

Después, está la referida toma de conciencia del protagonista, que pierde el miedo ante la muerte cuando se compromete ideológicamente y da un sentido a su estéril y oscura vida. Itinerario existencial del que hace partícipe al espectador. Veamos ahora lo que dicen los autores de Sostiene Pereira: “Su espíritu se divide en dos (afirma Roberto Faenza), debatiéndose entre los valores que han regido toda su vida y los nuevos ideales que conoce a través de estos dos jóvenes… Pereira tiene en torno a los 65 años y los hombres de esa edad no cambian normalmente su forma de pensar. La obra es interesante porque ofrece la idea de que el cambio puede llegar en cualquier momento a la vida de las personas”.

Mientras que el novelista, añade: “Con Pereira he creado un personaje que lucha contra su infelicidad y su soledad. Su toma de conciencia no es exclusivamente política, sino producto de una maduración interna, la elaboración del luto de toda una vida pasada, la búsqueda y el deseo de una existencia futura”. Por su parte, el escritor Enrique Vila-Matas valoró así Sostiene Pereira: “El libro está escrito en 1993, cuando sobre Europa soplaban ya como hoy en día los vientos del nacionalismo, el de la xenofobia y el del racismo. Con todo, no deben ser leídos el libro y su adaptación cinematográfica desde un punto de vista únicamente político. Está la posición de alguien que dice no al fascismo, al abuso, al autoritarismo, al homicidio y, en definitiva, al delito, pero el relato tiene también una dimensión existencial, porque la toma de posición de Pereira es, además, ética, estéticia y psicológica” (Cfr. “La historia de una toma de conciencia”, en La Vanguardia, 23-VIII-1996). Por último, cabe constatar que el filme de Faenza ha provocado que la novela de Antonio Tabucchi se encuentre de nuevo en el “hit-parade” de ventas.

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