Sólo una noche

La guionista de The jacket, Massy Tadjedin, elige para su debut tras la cámara una historia sencilla –por no decir sobada- en la que una tópica historia de amor consigue salirse de lo típico. Y se sale, quizá, porque las raíces iraníes de esta directora afincada en Los Angeles alimentan de reflexión y argumentos un relato sobre el amor, el matrimonio, la fidelidad, la duda y otras hierbas que va más allá del vuelta y vuelta de cualquier taquillazo romántico made in USA.

En este film se contempla con sorpresa la inclusión de la razón y de la voluntad como argumentos válidos para tomar una decisión en la que, por encima de todo, está implicado el corazón. En eso se nota que el guión de Tadjedin no es 100% yanqui y esta es la cualidad que hace que la película resulte interesante hasta 10 minutos antes de finalizar. El trabajo de Knightley y de Worthington es bueno, pero resulta más convincente Guillaume Canet y quien merece toda la atención es Griffin Dunne, que conecta con el público al ofrecer ese toque hiperrealista que imprime a todos sus personajes.

El acabado no está mal, aunque contando con este gran reparto, unas localizaciones en Nueva York inmejorables y una BSO tan currada, podría haber sido increíble y no lo es. Y eso da rabia. Mucha rabia.

Firma: Anna Puigarnau