Sin tregua

Ésta es la tercera obra como director de David Ayer después de Dueños de la calle, con Keanu Reeves y Hugh Laurie. Recordemos en su faceta de guionista títulos tan brillantes como Training Day, S.W.A.T. o The fast & the furious.

A pesar de ser una nueva incursión en el, ya tantas veces reiterado, mundo de la policía estadounidense en nuestras pantallas, la íntima colaboración de guionistas y director ha conseguido, esta vez, una visión también más íntima de la pareja central. Se descubren sus ansias y desvelos, debilidades y pequeñeces, cuando estábamos más acostumbrados a la imagen del policía duro e impasible que al verdadero ser humano que anida en sus respectivos corazones.

Esta nueva faceta llena de humanidad los diálogos, chanzas y ocurrencias con que amenizan sus periódicos desplazamientos en el coche policial; patrullando por los barrios bajos de la gran ciudad, en vigilia permanente ante posibles altercados y a la caza de traficantes y delincuentes.

Ello no lleva implícita la falta de acción, ni mucho menos, puesto que no escasean las secuencias de alto riesgo en las que sus vidas corren serio peligro. La gran mayoría de ellas están rodadas con cámara en mano, circunstancia que acentúa notablemente el ritmo y credibilidad del guión.

Jake Gyllenhaal, nominado al Oscar por Brokeback mountain y Michael Peña, a quien recordamos por su interpretación en Million dollar baby, llenan de veracidad sus respectivos papeles como pareja protagonista de la cinta.

Sea bienvenida esta nueva imagen que nos ofrece el cine de los vigilantes de la ley, demostrando que, llegado el momento, también palpitan en su interior corazones sensibles llenos de humanidad y ternura.

Firma: Joaquín Guitart