Sin frenos

David Koepp es uno de los guionistas de carrera más firme dentro de la industria norteamericana. En ella ha sido responsable de historias para la gran maquinaria (en la saga Jurásica, la del hombre araña de Raimi o Misión imposible), pero con cierta autenticidad y firmeza en la escritura. También ha sido apoyo para el éxito de films de prometedores directores como David Fincher, y otros más consagrados como Steven Spielberg, Brian de Palma o Ron Howard. Tampoco es la primera vez que trabaja con John Camps, pues elaboraron juntos la adaptación literaria Zathura. Una aventura espacial y se reunieron en Me ha caído el muerto, esta vez bajo la dirección de Koepp.

Es cierto que a excepción de La ventana secreta, David Koepp no es tan diestro tras las cámaras. No obstante, la falta de perspicacia y sorpresas narrativas en el guión de Sin frenos hace que resalte, por esta vez, su faceta como realizador. Y es que lo único que sobresale en esta película es la pericia en rodar persecuciones o fugaces y acrobáticas carreras de un ciclista en medio de decenas de coches. El resto no es más que la clásica confianza en el azar que reúne y relaciona personajes dispares y en la historia del ratón y el gato.

En las tramas se añaden otros elementos que enlacen con aspectos de actualidad, como la inmigración, o con bazas de guión inagotables, como la del policía corrupto. Sin embargo, como mero y básico pasatiempo Sin frenos se deja ver y Gordon-Levitt da la réplica al pedal a un Michael Shannon que da algo de cuerpo a un papel gris y mil veces explotado.

Firma: Lourdes Domingo