Siempre feliz

Basada en una historia de Mette M. Bolstad, tanto directora como guionista ofrecen con Siempre feliz su primer largometraje, con una carga de humor y crudo drama a partes iguales. A partir de un estilo muy nórdico en la exposición de las miserias que carcomen las relaciones personales, y especialmente las familiares, Sewitsky y Tronvoll despliegan un muestrario de conflictos y temas espinosos: el adulterio como solución a la soledad y reconstituyente tras un rechazo continuado, la soledad de los niños y su manera de entender la interculturalidad y el racismo, la homosexualidad en medio de la vida matrimonial, la frialdad y cálculo en las relaciones, y la mentira y simulación como modo de supervivencia finalmente insoportable.

En este combinado de emociones, afrontado con cierta mirada amoral, los personajes resultan verosímiles, a pesar de la precipitación con que se producen los giros. El guión y su dirección afrontan este reto con cierta solvencia en medio de escasas paredes y algo de nieve y, eso sí, un excesivo protagonismo del componente sexual, que acaba resultando muy trivial. El no llegar ni a los 90 minutos de metraje juega a su favor, aunque al final el poso es casi exiguo.

Firma: Lourdes Domingo