Si quiero silbar, silbo

Buenas maneras en la ópera prima de Florin Serban, con guión de Catalin Mitulescu, al que conocimos con el corto Trafic inaugurando en el 2004 la Nouvelle Vague Rumana. Buen palmarés también. Con razones sobradas ha ganado el premio especial del jurado en el pasado Festival de Berlín y es la representante de Rumanía para los Oscar. Y es que aunque la película ofrece un muestrario de cines de marca como el de Gus Van Sant, los Dardenne y Truffaut, que puede parecer repetitivo, aporta aún cierto aire fresco al género carcelario.

Los actores no profesionales se empotran en un marco austero que raya el minimalismo, realista y convincente, tierno y a ratos desabrido, como buen film sobre seres humanos enjaulados. Incluye dosis de humanidad y una buena inyección de reflexión alrededor de las raíces de nuestros actos. Ingredientes casi perdidos en nuestro cine y que emergen con fuerza en las producciones del extrarradio europeo. Un film que nos mete en las cocinas donde se elabora, sin prisa, el futuro de un nuevo y buen cine.

Firma: Anna Puigarnau