Sácame del paraíso

El director David Wain tiene una amplia experiencia como guionista y realizador de series y cortos de televisión. Ésa puede ser la causa de que Sácame del Paraíso tenga una primera hora brillante para luego desbaratarse y desbarrar sin remedio.

El planteamiento, como decimos, ofrece lo mejor del género: agilidad, diversión, inteligente y simpático uso del montaje (el viaje en coche, por ejemplo), presentación e introducción de personajes muy prometedores (el hermano de George, la señora de la inmobiliaria o la productora de la HBO)… Pero pasado el punto de inflexión, cuando los protagonistas deciden quedarse en la comuna, todo se hace tópico, recurrente y zafio. La comicidad del efecto sorpresa ante el extraño comportamiento de los habitantes del lugar termina y se acaban las buenas ideas. Lo que era original se convierte en histriónico y lo que era pícaro y sugerente se enreda en una sucesión de bromas de muy mal gusto, todas iguales y ya vistas en el fotograma anterior, aderezadas además por un exhibicionismo de tal cutrez que resulta poco gracioso pero muy desagradable.

Y así va arrastrándose hacia el final, sale por donde puede, sin que los personajes puedan aportar ya nada y logrando que la sensación al acabar no sea de comedia simpática sino de gamberrada chapucera.

Firma: Esther Rodríguez