Recuérdame

Robert Pattinson quiere deshacerse de Edward Cullen, el personaje vampiresco que le lanzó a la fama, y para ello ha elegido una película dramática –de la que también es productor- con algún toque indie, pero sin renunciar al amor imposible entre adolescentes. Así que, irremediablemente, la sombra del vampiro es alargada y se cuela a lo largo de Recuérdame.

La historia de amor es vacua, más pasional que profunda, sin unos cimientos sobre los que estructurarse. Dos individuos rotos por la tragedia familiar, que encuentran apoyo y cariño mutuo para sanar sus heridas. En el fondo, el romance sería algo accesorio, un reclamo para el gran público, porque la angustia del protagonista y su rebeldía sin causa aparente la originan la falta de afecto paternal y, en consecuencia, la pérdida de su hermano.

Recuérdame es un melodrama en toda regla, sin nada nuevo, que reflexiona sobre la necesidad del afecto paterno-filial, que no se consigue a golpe de talonario, sino de tiempo compartido y comprensión. Lástima de los tópicos tanto dramáticos como románticos; y bien por sus personajes secundarios –Pierce Brosnan y Chris Cooper- y su final, aunque a algunos decepcionará.

Firma: Montserrat Bros