Papusza

El cine polaco vuelve a hacerse presente en nuestras pantallas con una obra preciosista en blanco y negro, como ya sucediera recientemente con la magnífica Ida.

En este caso, los dos realizadores nos acercan al mundo de los gitanos de una manera cercana a la visión romántica del XIX que se prendaba de su espíritu libre, su modo de vida errante y su desapego de los convencionalismos.

De hecho, aunque centrada en el personaje real de la poetisa Papusza, a la que se rinde un sincero homenaje, es en realidad un retrato de la vida de los gitanos polacos durante más de sesenta años. Vemos cómo se desenvuelven en las dos guerras mundiales, la persecución de Hitler y las duras directrices a las que les sometió la dictadura comunista y que les llevó a transformase, en algunos casos, en un peligrosa mafia urbana.

Interesante y bella en las imágenes y en la música, ofrece algunas escenas de fuerte dramatismo y paisajes de abrumadora belleza en los que ambientar la vida de sus protagonistas. Sin embargo, el conjunto resulta excesivo y agotador hasta hacerle perder su fuerza inicial.

Para lo que cuenta, le sobra bastante metraje. Los cambios temporales resultan confusos y cansan y al espectador y algunas escenas, puramente esteticistas, también resultan reiterativas y pierden su eficacia.

Tampoco aciertan del todo en el diseño de los personajes, especialmente el marido y el hijo de Papusza, que jugando un papel fundamental, reflejan un comportamiento poco definido.

A pesar de todo ello, es una buena película y la que suscribe se lleva a casa a los niños músicos y bailarines de las carretas, toda una lección de vida y optimismo.

Firma: Esther Rodríguez