A pesar de haber cumplido ya más de 70 años, el nombre del Mago de Oz sigue siendo conocido en el mundo entero por la película que protagonizó Judy Garland en 1939, por sus chapines colorados, su camino de baldosas amarillas, su pelea con las brujas y, sobre todo, por su “Overtherainbow” una de las canciones más escuchadas, versionadas y tarareadas de toda la historia.
Como si el listón de la película o su carácter mítico hubiese vuelto el tema intocable, el hecho es que, salvo una olvidable versión de 1985, nadie había vuelto a acometer, en cine y de un modo relativamente serio, la historia del mago Oz, ni ninguno de los otros relatos que su autor, L. Frank Baum, escribió sobre el tema.
El regreso de Oz a las pantallas, por tanto se ha hecho esperar… pero la espera ha merecido la pena. Oz, un mundo de fantasía es, probablemente, una de las mejores películas fantásticas, familiares y de aventuras que se ha visto en mucho tiempo. Disney, confiando la dirección al creativo y experimentado Sam Raimi, nos ofrece la película perfecta para una tarde de cine.
El espectador de cualquier edad queda atrapado desde los títulos de crédito iniciales. Las primeras escenas, en blanco y negro y con un marcado tono nostálgico, similar al que recientemente vimos en La invención de Hugo, son capaces de sacarnos de la realidad y prepararnos para la entrada en un mundo realmente fantástico. Cuando éste llega y pasamos al color, la fascinación es constante y nos entregamos ya sin reservas a las aventuras del protagonista, de su mono alado y de la delicadísima y original niña de porcelana.
A pesar de la sobredosis de fantasía, de que dure más de dos horas, y de que no se escatiman efectos especiales, la película resiste debido a que todo guarda una coherente contención. Sam Raimi dosifica con elegancia y eficacia los momentos de acción, de ternura, de maldad, de bondad (siempre mucho más ésta última, como debe ser en un cuento y en la vida). Nada es exagerado, ni siquiera la potente y colorista fotografía, una vez que hemos pactado la entrada en ese mundo fantástico. Todo mantiene el tono de ingenuidad e inocencia que corresponde a la historia que nos cuenta adaptándose sin estridencias al público del siglo XXI, El diseño de vestuario, por ejemplo, recrea los trajes de los campesinos que tradicionalmente hemos visto en el cine de los cuentos como en Chitty Chitty Bang Bang, por citar alguno, pero con un punto de posmodernidad en los ángulos y en los colores, más cercana a la fábrica de chocolate de Tim Burton. Y lo mismo podríamos decir de los paisajes o de la ya citada fotografía.
Danny Elfman vuelve a firmar una banda sonora asombrosa y el elenco de actores es insuperable. Puede que a algunos James Franco (Oz) les parezca sobreactuado, pero considerando que sobre él recae el peso de la película y que es el único personaje totalmente humano, que sufre además una transformación interior a lo largo del film, podemos afirmar que ofrece una interpretación irreprochable.
Firma: Esther Rodríguez
Extras DVD:
- Audio: inglés, español, alemán, turco
- Subtítulos: español, inglés, portugués, alemán, turco, sueco, noruego, danés, finlandés, islandés, búlgaro, inglés para sordos
- Walt Disney y el camino a Oz
- Tomas falsas
Oz es un mago de feria, algo caradura pero simpático. A pesar de su ambición y de sus aires de grandeza, su espectáculo es parte de un decadente circo ambulante que recorre las desoladas tierras de Kansas a comienzos del siglo XX.
Por culpa de su falta de escrúpulos tiene que salir huyendo del circo en un globo y, tras ser absorbido por un tornado, se despierta en una tierra lejana y fantástica, de exuberante vegetación y poblada por multitud de seres extraños. Allí será recibido como un héroe ya que, según la profecía, un mago con el mismo nombre que dicha tierra, Oz, les librará de los hechizos de la bruja mala.
