Glen Handsard no tenía previsto protagonizar Once. El músico debía componer unas canciones para una película de John Carney, amigo y antinguo compañero de su banda The Frames. A medida que componía, se implicaba más en el proyecto hasta que el director pensó que podría dar la talla para el papel principal. Sólo faltaba el personaje femenino. Tenía que ser una chica de Europa del Este, que supiera cantar y tocar el piano. Handsard conocía a Markéta, hija de un amigo suyo en República Checa, donde viajaba a menudo para dar conciertos. El único problema era su edad, 17 años, pero finalmente no resultó un obstáculo.
Así es cómo se configuró Once, una producción pequeña, de bajo presupuesto, hecha entre amigos, rodada casi de un modo casero, cuyo objetivo era ser un escaparate de una de sus pasiones, la música. Para nada pensaron que tendría tanta repercusión mediática y mucho menos que ganararía un Oscar a la mejor canción original por Falling Slowly, sello de identidad de la película.
Tres adjetivos podrían definir Once: naturalidad, sencillez y autenticidad. Ante tantas superproducciones, remakes y adaptaciones literarias, esta historia de amor entre dos músicos callejeros conmueve, sienta como un soplo de aire fresco para el espectador. La historia surge de un modo espontáneo, porque en cierto modo los actores –con apenas experiencia en el cine, sino en la música- casi se interpretan a sí mismos, además tal y como ocurre en el relato se enamoraron durante el rodaje.
Algunos críticos han definido Once como el primer musical indie de la historia del cine. La escena que seguro pasará a formar parte del imaginario cinematográfico colectivo será el dueto de Markéta y Glen en la tienda de música. Nadie discutirá tampoco la calidad de su banda sonora y el hipnotismo de la relación de los personajes principales, exenta del utilitarismo y del hedonismo que impera en el romanticismo made in Hollywood.
Firma: Montserrat Bros
Extras DVD:
Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre (Bill Hodnett). Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes aunque, por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y, para sentirse un poco mejor, escribe canciones sobre el tema, pero, a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público.