Obsesión

Rob Cohen, nacido en Nueva York, director de cine y televisión y responsable de esta nueva Obsesión, lleva ya bastantes años surtiendo de nuevos títulos el panorama cinematográfico norteamericano. Sus películas La Momia: la tumba del Dragón, La vida de Bruce Lee, Círculo de amigos o El clan Sinatra, esta última, candidata a 11 premios Emmy, son realizaciones que ha complementado a lo largo de su carrera con varias series de televisión.

No creemos que este nuevo título añada demasiado lustre a su prolífica carrera como realizador. El tema es de los más repetidos y ancestrales de la historia de la gran pantalla y, por supuesto, también de la pequeña. La relación chico joven asedia a mamá resultona es un recurso aún más viejo que el mismo cine. Sencillamente, folletinesco para una eventual “atracción fatal” (valga la redundancia) y cultivo de incautos espectadores, como base de alimentación de espíritus livianos faltos de criterio personal.

Jennifer Lopez, ya algo distanciada de su juvenil atractivo, conserva sin embargo la belleza racial precisa para ser el objetivo apetecido por su joven y conflictivo admirador, un vecino que aprovecha la situación dubitativa del matrimonio para llevar a cabo su “hazaña” sexual. Luego, la historia se complica con situaciones repetidas hasta la saciedad.

Obsesión no es más, ni menos, que esto. Una película más, basada en una historia repetida en metros y metros de celuloide a lo largo de la historia del cine, hasta tal punto que el celuloide ya ha desaparecido y los directores siguen abusando de un tema que no da para mucho más. Qué pena.

Firma: Joaquín Guitart