El resumen oficial de la distribuidora ya alerta, incluso con su lenguaje, de qué tipo de cine estamos hablando. Si a esto la sumamos el dato de que se trata de una secuela, en suelo británico, de Objetivo: La Casa Blanca, la cosa está diáfana.
El citado film, dirigido en 2013 por Antoine Fuqua, fue una creación de Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt, un matrimonio personal y profesional que sigue en esta entrega como principal argumentista. En el camino entre la Casa Blanca y la Torre de Londres ambos han escrito el guion de Los mercenarios 3.
Todo lo que uno pueda leer en la muy aconsejable crítica de 2013 es aplicable al film de 2016. Le han añadido un nuevo director, dos guionistas y algunos actores que no habían sido dinamitados en las miles de explosiones sembradas por el despacho oval y aledaños, además de una trama que emula los modelos de atentados que se están viviendo en los últimos años. Esto último, en el conjunto del film y de una trama de esquema infantil, provoca un efecto trivializador y simplificador que más bien tiende a reforzar estereotipos étnicos y políticos de supremacía occidental poco reales y poco aconsejables.
Eso sí, la película reserva grandes momentos, prácticamente paródicos y casi de “machotes por la patria” donde, por ejemplo, el jefe de seguridad del presidente coge el walkie de un terrorista que acaba de abatir y revela, enfadado, su identidad al líder terrorista que está al otro lado del comunicador, en lugar de mantenerse en el anonimato como mandan los cánones de seguridad.
Disparos a diestro y siniestro, bromas en los momentos de máxima tensión, efectos especiales que destruyen conocidas arquitecturas urbano-turísticas y otros regalos del estilo acogerán ávidamente al espectador que ya sabe qué va a ver.
Firma: Lourdes Domingo
El Primer Ministro Británico ha fallecido en misteriosas circunstancias. Su funeral es un evento al que acuden todos los líderes relevantes de Occidente. Pero lo que comienza siendo el evento con más seguridad del planeta se convierte en un complot mortal para acabar con los líderes más poderosos del mundo, devastando la capital británica, y desencadenando el terror. Sólo tres personas pueden detenerlo: el Presidente de los Estados Unidos, su Jefe del Servicio Secreto (Gerard Butler), y una agente del MI-6 que no confía en nadie.