Nothing personal

La directora polaca de productos televisivos (Nederlands voor Beginners 2007 y Bijlmer Odysee 2004), debuta en el mundo del cine con este largometraje inquietante y obsesivo. Inquietante porque los protagonistas no muestran su pasado y no dan pistas del porqué de sus extrañas actitudes, ni justifican su búsqueda de soledad. Y obsesiva porque para conseguir el aislamiento, la protagonista se empeña en cerrar el paso una y otra vez a la curiosidad y a la amabilidad de Martin, el hombre maduro que la acoge en su casa.

Antoniak impone un gran vacío, sin historias que contar, sin nombres que decir, para crear una soledad forzada donde puedan esconderse sus, supuestamente, torturados ermitaños.

El guión sumerge a los personajes en largos silencios que se van haciendo cómodos a medida que transcurre la película. De forma magistral, Antoniak consigue hacer audible ese silencio, a través del rugido del viento, de la lluvia, del mar o de una música escuchada a solas. La belleza de los paisajes de Connemara contrasta con la aparente rudeza de unos personajes que se van humanizando a fuerza de compartir el trabajo y los silencios. Curiosamente lo que les acerca es la ironía, el humor y la música, inventos muy humanos y que dan al film la poca calidez que tiene.

A destacar, el personaje y la actuación de Stephen Rea (Entrevista con el vampiro 1994, Michael Collins 1996, In dreams 1999) que, como acostumbra, aporta sobriedad y contención a su criatura, llenando de humanidad un escenario desolador. Y la revelación, la desconocida Lotte Verbeek, capaz de congelar la pantalla y de conmover al espectador con una media sonrisa.

Un producto para cinéfilos que habla de soledad y libertad entre magníficos paisajes irlandeses. Abríguense.

Firma: Anna Puigarnau